Hulk Gray: antes del gigante esmeralda.

Actualmente Hulk es un personaje de gran éxito entre el público de la compañía Marvel. Con varias series de televisión y dos películas individuales en su haber se ha convertido en un personaje de culto en el mundo de los comics.

Creado en 1962 por el escritor Stan Lee y el dibujante Steve Ditko, desde su primera aparición se destacó como un ser de fuerza descomunal, velocidad y resistencia fuera de lo común debido a un experimento fuera de control con rayos gamma.

Con una película estrenada el año pasado (no siendo protagonista pero con un peso importante en la trama) llamada Thor: Ragnarok, es el momento oportuno para revisitar una obra clásica en la biografía del personaje: Hulk Gray.

Una vez más, siguiendo un concepto estético, el escritor Jeph Loeb y el artista Tim Sale, acompañados de Matt Hollingsworth en los colores principalmente, en el año 2003 se aventuraron a  contar con su interesante estética visual los comienzos de la vida que tuvo que iniciar el científico Bruce Banner a raíz de ese experimento en el que colaboraba con el ejército estadounidense para crear un arma y las consecuencias que trajo el convertirse en esa criatura salvaje e imparable.

El equipo Loeb/Sale decide que las andanzas pasadas de Banner sean contadas en primera persona (similar a Spiderman: Blue y Daredevil: Yellow). Aquí, un melancólico y reflexivo Bruce Banner va en busca de su terapeuta y amigo Leonard Samson para desahogarse y contarle de esos primeros días en que sufrió aquella traumática transformación.

En un estado de total introspección recuerda a su primer gran amor Betty Ross (quien ha fallecido) y como es que se siente respecto a ella y a las demás personas a quienes cree firmemente afectó el gigante esmeralda durante toda su vida.

También se relata su relación con el General Thaddeus Ross (padre de Betty) de una manera muy interesante donde por momentos el propio Banner se cuestiona: ¿Quién es peor? ¿El hombre o la bestia? Debido a los métodos y forma de actuar del General, dispuesto a cualquier cosa para  detener al “monstruo”.

Loeb profundiza en temas que atormentan al protagonista, como el amor tan profundo y a la vez tan tormentoso que hay entre Bruce y Betty. El personaje se cuestiona cosas que desde el punto de vista del lector (y de su propio terapeuta) hacen sentir que es demasiado duro consigo mismo.

Como en los anteriores proyectos, el trazo de Sale es sencillo y poderoso, con todas esas reminiscencias  visuales a los primeros años del personaje, con viñetas que impactan por su dinamismo. Destacan dos momentos durante la persecución que inicia el ejército contra el gigante gris: cuando recurren a cierto superhéroe conocido para combatir a Hulk y el encuentro final entre los personajes principales. Los diálogos y las viñetas presentan un equilibrio admirable en este trabajo.

Personajes como Rick Jones hacen su participación dando ese toque clásico a la historia, causando la sensación al lector de que verdaderamente está leyendo un comic de aquella lejana época.

Resulta un ejercicio visual notable que nada pide a los resultados obtenidos con el arácnido y el hombre sin miedo, incluso en los colores, presenta un estilo un tanto sombrío con interesantes resultados (destacan los paisajes desérticos en que los personajes se desenvuelven).

 

Sin duda, los seguidores del personaje quedarán satisfechos con esta breve aventura.

 

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