Después de todo lo que se ha dicho, mas de uno le debe una disculpa a -el director de Godzilla de 1998– Roland Emmerich…
Yo tenía 17 años cuando la primera versión estadounidense -que yo sepa- de esta monstruo llego a las pantallas de cine. La realidad es que me gusto mucho y, aun hoy, sigo disfrutando de verla de cuando en cuando. Sin embargo, de algunos años a la fecha, he escuchado comentarios de como “se destrozo la imagen del monstruo japonés”. Como es obvio, no creo que sea el caso.
¿Pero porque la aversión a esa versión de Emerich? Bueno, creo que hay que destacar, por sobre todas las cosas, la nostalgia de las personas que conocieron a Godzilla en su niñez, que recuerdan a las personas que le dieron vida a él y sus adversarios enfundandose -literalmente- en la piel de las bestias. Personas a las que les gusta lo “vintage”…me parece hay un nombre para eso.
Encuentro estúpido el querer revivir a un personaje solo porque si. Para sentir empatía por cualquier cosa en estos tiempos tenemos que tener una especie de justificación, lo tenemos que entender. Cuando Godzilla llego al mundo fue de la mano de una mezcla de miedo y asombro a la inminente era nuclear; un tiempo donde la ingenuidad nos hizo creer en cosas imposibles sin preguntarnos el porque o el como. La idea de un monstruo destruyendo una ciudad era algo, mas que nuevo, posible.
Godzilla es una película entretenida pero no -irónicamente- “monstruosa”. La grandeza que debió acompañar al monstruo fue la gran ausente. Esta cinta peca por “querer pasarse de lista”. Si, queremos una historia creíble, pero también queremos una espectacular pelea de monstruos con efectos visuales igualmente fastuosos. Los efectos que nos dieron, si bien los podemos calificar de buenos, no son excepcionales, por no decir que Godzilla estuvo ausente de la cinta al menos el 45% del tiempo. En mas de una ocasión podría haber jurado que lo que estaba viendo era a una persona vestida de Godzilla, se que lo mas probable es que fuera un homenaje a la serie original, yo lo encontré fuera de lugar.
Con esta película se quiso entregar una cinta de monstruos junto con una historia de “humanidad”, de realismo. No digo que no se pueda, digo que este equipo de personas no lo logro.
Las actuaciones de Aaron Taylor-Johnson y Elizabeth Olsen son buenas, de hecho, la de Olsen, tiene toques muy sutiles que me encantaron, toques que, precisamente porque no son necesarios se agradecen. Bryan Cranston también actúa muy bien, este actor entrega calidad y esta vez no fue de ninguna otra manera.
Godzilla de 1998 no pretendía otra cosa que entretener y lo logro con creces, Emmerich siempre dijo el hacía lo que llamo películas “palomitas de maíz”, nada mas y nada menos que un espectáculo para el publico. Esta vez, Godzilla fue víctima de su propia fama y de la nostalgia de un montón de gente que no puede aceptar que “vintage” no significa siempre mejor.
Cuando estas frente al personaje principal de la historia, en medio de su entrada triunfal, y escuchas algunas risas en la sala de cine -la tuya incluida- sabes que algo esta mal.
Si eres de las personas que añoraban al rey de los monstruos y su presentación de hace casi 50 años, entonces, esta película esta hecha para ti, aunque eso no significa que sea lo que esperabas. Si solo quieres ver una película porque si, esta es entretenida, o al menos lo es a ratos. Nada mejor para tener una opinión que ir a ver la película.
A mi mente viene un “mucho ruido y pocas nueces…”
Por @ncc19825 / ncc19825@gmail.com
El avance:
