VOLVERÁS A RELINCHAR POTRO
El domingo pasado se vivió en el Territorio Santos Modelo de Torreón, uno de los capítulos más tristes del fútbol mexicano en los últimos años: el virtual descenso del Atlante.
¿Y por qué digo triste? Porque un equipo de tanta tradición como los Potros de Hierro del Atlante, tristemente fue abandonado por sus directivos, al vender jugadores y no comprar unos de similar o mejor nivel que los vendidos, por llevárselo de su casa a una sede que no resultó ser lo que se esperaba, y así podríamos enumerar un sinfín de errores que redundaron en esta tragedia.
Tal parece que a los directivos azulgranas se les olvidó quien es el Atlante, desde aquellas tardes en los llanos de la Condesa hasta la consecución del primer título en 1932 derrotando al Necaxa, pasando por la gloriosa temporada 1940-1941 que terminó con el segundo título de liga de los potros, la 1946-1947 donde se coronó por primera vez en la época profesional, la fabulosa temporada 1991-1992 que coronó campeón a los azulgrana en el Tecnológico de Monterrey hasta el título conseguido en el Caribe mexicano en el 2007 frente a Universidad Nacional.
Los Atlantistas de sepa, los de siempre, los que son de la Tito Tepito, los que son el verdadero pueblo azulgrana en los barrios de la Ciudad de México y en todo el país, les reclamo que no dejen morir el atlantismo, que los jóvenes atlantistas aprendan lo que significa ser atlantista y que nunca lo dejen de alentar para un pronto regreso a primera, que estoy seguro que así será.
Y así, el llamado equipo del pueblo construyó esa gran historia y tradición que lo hacen un equipo importante en la vida del fútbol mexicano. Todo eso y mucho más es lo que el Atlante debe recordar para regresar lo antes posible a primera división, porque le vayas al equipo que le vayas, mucho o poco, consciente o inconscientemente lo extrañarás, porque la liga sin el equipo azulgrana se va a ver un tanto rara, y al igual que yo le dirás que algún día, volverás a relinchar Potro…
Con dedicatoria especial para el Licenciado Jafed Silva y el Ingeniero Francisco Rodríguez, atlantistas hasta la médula.
