El tener colegas “tóxicos” en el trabajo, no es tan malo como parece.

Nadie sabe para quien trabaja, y mucho menos, nadie puede escoger con quien trabajar, lo que posiblemente en la oficina o lugar de trabajo este poblada por algunos colegas “indeseables”. Y es que actualmente, la gente ya no se queja por el ambiente de trabajo, sino que se queja más de sus compañeros de trabajo. Bien dice la frase “La oficina sería un lugar perfecto para trabajar, sino fuera por la gente que me rodea”.

Pero, aunque no lo creas, no todos los “elementos tóxicos” afectan la productividad, sino todo lo contrario, alguno o varios de ellos te ayudarán a elevarlo. Y es que existen 5  tipos de “tóxicos” en la oficina o lugar de trabajo, los cuales, de cierta manera, nos ayudan. Veamos cada uno de ellos.

1.- El narcisista: No saben escuchar y tienen tendencia a querer llevarse todo el mérito. Sin embargo, también pueden resultar personas encantadoras y muy carismáticas. Pueden servir de inspiración a sus acólitos y ser unos grandes mentores y líderes, de ahí que muchos jefes sean narcisistas.  La clave para trabajar bien con un jefe así es aprender a compartir los elogios y asegurarnos de que este tipo de persona no gobierna nuestra vida.

2.- El pasivo-agresivo: Este generalmente efectúa mucho mejor el trabajo para la persona o personas que se interesan por él; generalmente dicen la frase “¿Porqué debería hacer algo por las personas que no se interesan en mí?”. Usualmente apoyan en el desarrollo de la tolerancia de la persona.

3.- Los árbitros: Son quienes no juegan limpio, y generalmente toman todo a competencia, por lo que es muy difícil llevarse con ellos. Esto puede tornarse positivo si se toma para motivarse y fomentar la cooperación entre los compañeros.

4.- Cotilleos o “chismorrientos”: Es el grupo más abundante dentro de una oficina, y aunque parezcan perjudiciales, no lo son tanto, dado que esta actividad se clasifica como fundamental para la supervivencia de la oficina. Relajan el ambiente de la oficina y contribuyen a mejorar la productividad, ayudando a mantener a raya a los empleados que rinden menos y a fomentar el compañerismo.

5.- Adictos al trabajo: Finalmente están los obsesivos del trabajo, workaholics o adictos. La palabra espontaneidad no está en su vocabulario y que jamás romperían una norma, se marcan objetivos muy altos, saben comunicar bien, son muy buenos mentores e interactúan perfectamente en equipo.

Suena difícil, e inclusive casi imposible poder adaptarse a los diferentes estilos de trabajo, pero eso no significa que debamos de abandonar los principios y valores en los que creemos. Siempre es bien sabido que de buenas y malas influencias se puede aprender algo. Sería buena oportunidad para pensar que estilo de trabajador somos nosotros, o bien, como colaboramos para disminuir esto.

See ya!

Fuente: Expansión

 

 

Total
0
Shares

Deja un comentario

Related Posts
Total
0
Share