Spider-Man: Blue. Comprendiendo la esencia del trepamuros.

Por décadas, el hombre araña ha sido el personaje más querido y admirado por muchos lectores de la compañía Marvel comics. Surgido en 1962 de las mentes de los geniales Stan Lee y Steve Ditko, en recientes años se ha vuelto un personaje de alcance masivo gracias a medios como el séptimo arte.

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Han sido ya cinco películas (una trilogía completa y otra “cortada en seco”) las que, mediante la versión personal de sus directores han hecho lo imposible por inmortalizar al personaje con resultados notables, regulares o pésimos, dependiendo del filme en turno. En lo que parece ser un “reset” con una sexta película en puerta, la ocasión se torna perfecta para recordar una de las historias indispensables para comprender la esencia del personaje.

Spider-Man: Blue fue lanzado por  Marvel en el año 2002 como parte de un proyecto concebido por el escritor Jeph Loeb y el dibujante Tim Sale, que incluyó Daredevil: Yellow, Hulk: Gray y Captain America: White. En estas aventuras se cuenta al lector una historia ubicada en los años de formación de dichos personajes, cada una haciendo alusión a los colores representativos de sus personalidades.

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La historia correspondiente a Spider-Man remonta al lector de antaño (y muestra al nuevo) escenarios y situaciones de la etapa de Peter Parker en la Universidad, cuando se relacionaba con nuevos personajes que marcarían su vida tanto personal como sentimental, uno de ellos fue Gwen Stacy, su primer amor. También se muestra como Peter lleva la difícil tarea de ser superhéroe, dedicarse a estudiar y trabajar  como fotógrafo independiente en el Daily Bugle para sacar económicamente a flote a su tia May y a él. Conforme avanza la historia, el joven Parker va interactuando inevitable y definitivamente con sus compañeros de clase hasta terminar siendo su amigo.

Loeb ubica la narración en tiempos clave en la a vida del personaje que hoy en día son clásicos, contados de una manera muy especial por Peter, esto acompañado del estilo artístico de Sale, quien logra imprimir en su trazos aquella nostálgica época de mediados de los 60´s y principios de los 70´s del siglo pasado. Enriquecen visualmente con su aparición y carácter, personajes como Green Goblin, Rhino, Lizard, Vulture y Kraven The Hunter.

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Los interesantes resultados por parte del colorista Steve Buccellato logran embellecer aún más el trabajo hecho por Sale. Loeb guioniza, va puliendo y enalteciendo esos tiempos. Hacen su aparición personajes como J.J. Jameson, Robert Robertson, Anna Watson, Miles Warren, Harry Osborn, Flash Thompson, Mary Jane Watson y por supuesto: Norman Osborn. Hábilmente logran transmitir un viaje a los recuerdos de un Peter añorante por la fecha (día de San Valentín) que inevitablemente le recuerda a la mujer que amó y trágicamente perdió. Recuerdos a momentos claros, otros momentos, difusos.

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Se trata de una narración limpia, fluida, que hace un tributo perfecto a la manera de contar historias que poseían el equipo creativo Lee-Romita Sr. mientras cimentaban el universo arácnido.  Trazos y viñetas a momentos juegan con sencillez, a momentos, con espectacularidad y se enfocan  admirablemente en los detalles, así como en los colores.

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Todo ello la vuelve una obra de alto valor en la trayectoria del trepamuros, así como una referencia necesaria para comprender el porqué de los pensamientos, ideologías y sentimientos que motivan a Parker a disfrazarse y ayudar a los demás.

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Por último, otro gran mérito es que el equipo Loeb- Sale haya dejado su huella rememorando y aportando con su estilo particular a una época en la que parecía se había contado  ya todo, sin embargo resulta una lectura necesaria y complementaria tanto para los admiradores de décadas como para los nuevos.

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