El Tiempo.

[dropcap size=small]T[/dropcap]iempo es una palabra muy ambigua, para algunos sólo es una época mientras que para otros es una forma de vivir sus vidas. Definitivamente depende del contexto en el que se use, pero por ejemplo estos pueden ser algunos de los significados que puede llegar a tener la palabra tiempo:

  1. Dimensión física que representa la sucesión de estados por los que pasa la materia.
  2. Período determinado durante el que se realiza una acción o se desarrolla un acontecimiento.

Muchas veces hemos escuchado que el tiempo es la llave de la restauración, que el tiempo tiene esa cualidad mágica de restaurar todo tipo de heridas, y de cierta forma puede que sea cierto. Si las heridas físicas pueden sanar con el tiempo ¿por qué las del corazón no? Es una idea que muchos de nosotros nos planteamos en el transcurso de nuestras vidas para muchas situaciones que vivimos a diario, y que no se nos olvide la frase: “Con el tiempo pasará”.

Yo en lo personal soy una creyente de esta particular, sencilla y tan poderosa frase, aunque he de admitir que no siempre es sencillo creerla y vivirla. Ahora sí que el tiempo no tiene una medida especifica en cuanto a –valga la redundancia- el tiempo en el que surgirá efecto. Nadie es quién para decir “en un mes y medio se te va a pasar” o “te vas a tardar mucho”, digamos que el tiempo es la variable en la ecuación, se puede tener control sobre lo que vamos sintiendo o aprendiendo mas no en el tiempo en específico que nos lleve a lograr algo.

En una cosa sí hay que estar de acuerdo, no todo el peso y la “responsabilidad” la debe de llevar el tiempo, también nos toca darle nosotros. Puede ser cierto que toma tiempo sanar las heridas del corazón, pero no hay ninguna forma de sanarlas si no las trabajamos desde adentro, hay que comenzar a tomar en cuenta que el tiempo dependerá de que tanto queramos algo nosotros y, obviamente, somos los únicos en la relación sanación-tiempo que pueden aportar el empuje suficiente para que sí se logre algo.

En alguna parte leí una vez que el tiempo no es más que una excusa y en otro lugar leí que es algo que todos necesitamos, somos una bomba de tiempo y de cierta manera somos quienes le pueden poner trabas al tiempo o quienes son capaces de facilitar todo el asunto. Tristemente no tenemos garantía de que el tiempo sí sea capaz de curar las heridas, hay algunas que no tardan mucho pero definitivamente hay algunas que no nos alcanza la vida para ver curadas nuestras heridas.

Es una lástima también ver como las personas excusan su falta de iniciativa con tiempo, si quieren algo el tiempo solo es una variable dependiente, dependerá de la actitud que tomemos si sí se llegará a lograr la meta establecida, por ejemplo si yo quiero ser una medallista olímpica en tiro con arco el tiempo va a ser una variante, si dedico cierto número de mis horas a practicar podré lograrlo, en cambio si digo “el tiempo se encargará” y no practico ni me esfuerzo lo suficiente para llevarlo a cabo el tiempo solo hará que me tarde más o que nunca lo logre.

Hay que sudar, sufrirle al objetivo y esforzarnos, no podemos sentarnos y cruzarnos de brazos esperando que pase un milagro.

Cada instante que pasa, cada minuto que transcurre es una muestra de que tenemos una oportunidad más de cambiar lo que no nos gusta, una chance más de darle la vuelta a la moneda y obtener resultados diferentes. Los corazones rotos requieren tiempo pero nosotros, gracias a nuestras acciones; somos quienes forjan la dirección que tomará el tiempo. Y sí, efectivamente el tiempo cura dolencias físicas, ausencias y hasta dolores de corazón pero se tiene que ir de la mano de este para lograr una perfecta sanación en todos y cada uno de los ámbitos que estén afectando nuestras vidas, tenemos que creer que las cosas toman su tiempo pero que con nuestra debida colaboración todo sale y sale bien.

Hay cosas que están fuera de nuestro control y –efectivamente- nada ni nadie las puede detener, así que con el dolor del mundo –esperemos que no- debemos aceptarlas, darles su lugar y dejar que entre el tiempo y nos otros se haga la mágica curación espiritual que muchas veces necesitamos.

Y… ¡Corte!

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