Amélie.

[dropcap size=big]A[/dropcap]mélie (Le Fabuleux Destin d’Amélie Poulain)es una de las películas del cine francés más famosas de la historia, en lo personal a mi me encanta. No sé si sea por la trama, los personajes o la música, pero hay algo acerca de esta película que me parece impresionante.

El reparto es increíble, la historia fascinante y hay algo que te llega. Sus personajes están tan bien pensados que nos es posible identificarnos con todos, no necesariamente en todo pero si podemos agarrar pedacitos de cada personaje e identificarlos como algún sentimiento, sensación o experiencia que hayamos tenido y es tan maravilloso que nos cuesta trabajo creer que son ficticios.

Desde la timidez y las ganas de ayudar, de Amélie; hasta sentirnos como Georgette quien es una mujer hipocondríaca, ser como Joseph y estar tercos con un amor ya pasado y disfrutar cosas que son tan simples y simplemente nos hacen felices. Son tan maravillosos estos personajes que de todos y cada uno de ellos podemos conseguir alguna enseñanza.

Amélie por ejemplo, es demasiado tímida pero tiene demasiadas ganas de ayudar a las personas que la rodean a ser más felices, sin que ellos se den cuenta de que ella es partícipe de que esas cosas buenas que les comienzan a pasar.  Ella es uno de mis personajes favoritos pero al mismo tiempo es muy complejo, tiene prioridades diferentes a los demás; se concentra tanto en ayudar a los que la rodean que no se da cuenta que ha dejado su felicidad de lado. Y aquí es donde entra otro personaje muy importante (que contrasta a Amélie): Raymond Dufayel. Él hace que Amélie comience a pensar también en su propia felicidad y dice una de las frases más maravillosas de todas:

“Verá, mi pequeña Amélie, usted no tiene los huesos de cristal. Podrá soportar los golpes de la vida. Si usted deja pasar esta oportunidad con el tiempo su corazón se irá volviendo seco y frágil como mi esqueleto. ¿A qué espera? Ande, vaya a por él.”

Que se note que me encanta, esa frase en especial; nos demuestra que todos podemos ir en contra de los golpes que nos de la vida, que hay que arriesgarnos y aprovechar todas las oportunidades que se nos presentan (no solo en el amor que es el contexto que usa), tenemos que saber que cuando dejamos ir alguna oportunidad, siempre nos podemos llegar a arrepentir de no haberla tomado. Y esas cosas al final de cuentas son las que hacen que vayamos perdiendo alegría en nuestras vidas, y nos demuestra que hay que vivir, así de fácil; vivir cada momento y cada instante aprovechándolos al máximo.

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La música es maravillosa y la banda sonora fue de Yann Tiersen,  de hecho la versión en piano de “La Valse D’Amelie”, tiene un toquecito de nostalgia como la película y es bellísima.

Los que ya la han visto comprenderán mi emoción al hablar de ella, y los que no la han visto; se la recomiendo muchísimo, es una de esas películas que vale la pena ver. Tiene esa cualidad de transmitir las sensaciones que los personajes tienen, de emocionarte y de hacerte sentir todo a flor de piel.
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Y como casi ni soy fan los dejo con una frase:

“El tiempo no ha cambiado nada, Amélie sigue refugiándose en su soledad, se divierte haciéndose
preguntas idiotas sobre la ciudad que se extiende ante sus ojos.”

Y… ¡Corte!

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