#Chicharito: El Delito del Éxito.

“Me confirman que lo de Chicharito al Madrid va en serio, no es un #tweetchiste. Pues a mí me hace reír mucho. #elclubdelacomedia” Manu Sainz, periodista del Diario AS- 31 de Agosto de 2014.

Comentarios como el anterior inundaban las redes sociales cuando se decía que Chicharito ficharía por el Real Madrid; y tal vez, desde alguna óptica, se pudiera pensar que estos comentarios venían de un sector radical que veía como el sueño dorado de tener a Falcao vestido de blanco se desmoronaba. Y tal vez, sólo así, se pensaría que sería una idea extremista lejos de México, lamentablemente no fue así.

Miles de comentarios desde nuestro país se emitieron el día que Javier Hernández fue presentado con el Real Madrid, la mayoría criticaba ferozmente la contratación, argumentando que Javier no era jugador de élite y mucho menos contaba con las cualidades para ser nombrado un “buen jugador”. Muchos aseguraban tajantemente el fracaso que sería esta contratación. Chistes y burlas acerca de su condición de suplente fueron el pan de cada día.

Chicharito

Hugo Sanchez, el mejor jugador de la historia de este país, dijo alguna vez que los mexicanos nos parecemos a los cangrejos dentro de una cubeta, que en el momento donde uno intentaba salir, los otros se lo impedían. Mejor ejemplo, imposible.

En México los periodistas hablan de que es un logro para cualquier jugador mexicano llegar a Europa. Echamos las palomas al aire cuando uno de nuestros compatriotas logra fichar con cualquier equipo europeo, sea el país que sea, sea cual sea su categoría. Cualquier jugador del mundo mataría por estar en el Real Madrid. Es lo máximo. No hay equipo más grande. Pero con Chicharito fue diferente, hubo ciertas reservas, hubo cierta mesura. Había voces, personajes que no parecían entender la magnitud del fichaje. Hubo quienes optaron por el camino fácil, el de la critica y por qué no decirlo, de la envidia. Ningún otro jugador mexicano había logrado alcanzar la gloria del Olimpo de los equipos europeos. Después de Hugo y Rafa, Chicharito lo hizo.

Javier es un tipo diferente, un tipo de piedra ante la adversidad, que confronta cabalmente la palabra reto y la doma como a la peor fiera. No tiene miedo. No sabe que es eso. Un jugador que acepta con una sonrisa su situación en el banquillo pero enfrenta con la adrenalina al tope a los rivales en los escasos minutos que se le dan como si fueran los últimos de su carrera. El profesionalismo es su carta de presentación.

Sus condiciones le permiten meter gol cayéndose en al área chica y sin portero, para que el balón rebote en el poste y regrese a él y en ese momento rematar con la oreja. Así es él. Los goles, son goles. Como aficionado de Liverpool sufrí contra él y como aficionado del Real Madrid, disfruto (y vuelvo a sufrir) con él.

El 22 de Abril del 2015 será uno días que más recordaré en mi vida. Me encontraba en la cafetería de mi universidad, me senté en una de las sillas que se encontraban al fondo. Podía ver sin problemas el partido entre el Real Madrid contra el Atlético. Estaba rodeado de amigos a quienes solo podía decir: “Mira, la tiene Chicharito”. El minuto 88 fue el punto culminante de un éxtasis deportivo y emocional. Grité. Grité como loco. Al culminar el partido sólo quería salir de ahí y llorar. Llorar de emoción.

Chicharito 3

Podrá ser el jugador menos virtuoso de la plantilla del Real Madrid, podrá cometer fallos que a cual más sacaría de sus casillas, podrá poner en riesgo incluso su integridad física por tratar de hacer una jugada, podrá regalarnos goles que parecerían sacados de una película del Chanfle así podemos seguir con todas las características negativas que le cuelgan, pero de algo estoy seguro, Javier no le tiene miedo a nada de lo anterior. Javier nació sin miedo. Por eso, cada gol es un desahogo total. La ardua tarea de cada partido ha concluido y cada que anote miles de gargantas gritarán gol y otras bocas callarán. Callarán y regresarán a su cueva a esperar que Javier caiga.

Tipos como Javier Hernández nos muestran el valor incalculable de la perseverancia, la dedicación y el profesionalismo. El nunca bajar los brazos ante la adversidad. Caer y seguir avanzando. Porque podrá fallar 99 veces frente a la portería, pero lo intentará 100 veces.

Y como Ernesto Campos diría: “…si en algo coinciden (Hugo Sanchez y Chicharito) es en el número de enemigos que se ganaron, simplemente por haber trascendido en su propio trabajo, situación que debería resultar en un ejemplo y no en una molestia”.

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