Hablar de Breaking Bad es hablar de uno de los mejores dramas de la TV en los últimos tiempos, que pasará a la historia como serie de culto al nivel de Lost o Law and Order. Este éxito generó una oleada de fans incondicionales, que esperaban algo más de las aventuras de Walter White y sus aliados/rivales, que en ocasiones eran la misma persona.
Vince Gilligan, después del impacto mediático y la cantidad de dinero que generaba su pequeña creación, decidió complacer a los fans y junto con AMC (productora de BB) y Netflix, que ha dado bastante de qué hablar últimamente, realizó una precuela de la serie. Más específicamente de uno de los personajes más queridos y, en mi punto de vista, mejor desarrollados de la misma: Saul Goodman.
Saul Goodman, el querido villano, la cara simpática tras el abogado corrupto que lava el dinero generado por los negocios de Walter y Jesse. El personaje secundario cuasi bufón de la serie. En fin, uno de mis preferidos.
Podrán ver, por lo anterior, que estaba bastante entusiasmado con el anuncio de Better Call Saul, una mezcla entre drama y comedia, con el genial Bob Odenkirk en la, al parecer, gran oportunidad de su carrera, que despegara realmente con Breaking Bad.
Por lo que ayer, a pesar de tener ocupaciones matutinas, esperé pacientemente hasta pasada la madrugada (¡En Netflix! ¡Sí, nada de descargas ni streamings clandestinos!) y, sintiéndome de primer mundo, acudí al estreno mundial de Better Call Saul.
De Uno, el primer episodio de la serie podemos decir que no decepciona, sin embargo, no podría decir si en realidad cumple con las expectativas tan altas (¿alguna vez, alguna serie o película lo hace?). A continuación una sinopsis breve y libre de spoilers
Tras un breve flashback de lo que pasó meses después del final de Breaking Bad, nos situamos en la trama de la serie: Odenkirk interpreta a Jimmy McGuill, un abogado de poca monta, que practica abogacía de oficio para vivir, insatisfecho por sus fracasos personales y profesionales, y que busca a toda costa alcanzar dinero y reconocimiento. Para mejorar su situación recurre a su singular estilo y extrovertida personalidad. A McGuill le acompañan su hermano Chuck, otro abogado de éxito en tiempos difíciles y Mike Ehrmantraut, futuro guardaespaldas/hombre de confianza del abogado del que podremos conocer su pasado.
Better Call Saul tiene un gran reto por delante: lograr una fórmula tan exitosa como Breaking Bad que sin embargo no se sienta como una serie mediocre que solo se cuelgue del éxito que tuvo su famoso spin-off. Y su principal carta bajo la manga es precisamente Bob Odenkirk, un actor que tuvo mostró su versatilidad en BB y quizá ésta sea, como sucede con el propio Jimmy McGuill, la gran oportunidad de su carrera, como pasó en su momento con Bryan Cranston.
Esta concordancia en emociones dará mejor afinidad del actor con su papel, recurso que aprovechará Gilligan y compañía para hacer de Better Call Saul una serie fresca, original y divertida, sin caer en el tedio. Por lo pronto, Better Call Saul me atrapó y me hizo esperar casi con muchas ansias el segundo episodio (Netflix, a diferencia de House of Cards, transmitirá un episodio semanal, como la TV de la vieja escuela).
¿Conseguirá llenar el hueco que nos dejó el fin de Breaking Bad? La suerte está echada.
