No porque me da miedo….

¿Cuándo es el tiempo perfecto para comenzar de nuevo? ¿Cómo es que podemos saber si sí estamos preparados para dar un giro a nuestra vida? ¿Acaso estaremos listos? Esas son algunas de las preguntas que pueden correr por nuestras mentes mientras entramos en una disyuntiva con nuestras vidas, ¿será acaso que salir de nuestra zona de confort nos traerá algún beneficio factible a nuestras vidas?, no lo sabemos y la única forma de saberlo es lográndolo y proponiéndonos dejar nuestros miedos atrás.

La verdad sí da miedo hacer algo que nos causa incertidumbre en nuestras vidas, esto no es necesariamente encasillable a una sola acción y puede ser adoptable en cada parte de nuestras vidas –desde algo tan tonto como ponernos ropa diferente a nuestro estilo hasta algo más fuerte como si tomar o no un nuevo trabajo-. Esto es algo que amenaza nuestra estabilidad en el universo, no solamente nuestra sanidad mental o emocional; es algo que puede hacer que se genere un cambio, y no a todos les agradan los cambios.

Una de las formas en las que nos damos cuenta de lo que realmente nos cuesta es esta, ir hacia lo desconocido, hacia todo aquello que no nos es familiar, esa incertidumbre de no saber lo que pasará es lo más difícil una vez que salimos de nuestra zona de confort, si se dan cuenta la cosa va en una escala de temores y realidades que nuestra mente nos plantea por miedo a crecer. No sé si les haya pasado pero ha habido etapas en mi vida en las que me cuesta trabajo –demasiado podría decir- decidir entre mi crecimiento personal y lo que me es familiar, cómodo y aburrido.

Aquí es donde ponemos a prueba nuestra capacidad de aventura, porque eso es lo que es; todo aquello que nos resulta desconocido tiene el potencial de convertirse instantáneamente en una aventura y lo único que necesitamos saber es que de nosotros depende si esa aventura vale la pena o no. Una vez escuché un frase que decía “no dejes que el miedo a fracasar te impida jugar del juego” y siento que hay mucho sentido en eso ya que por más que no queramos hacer algo no significa que debamos de perdernos de esa experiencia.

El miedo en sí es un mecanismo de defensa que generamos los seres humanos ante cualquier peligro,  hay muchos tipos de temor, por ejemplo las fobias que son algo de lo más común –yo sí sé de esas- es algo que se activa mediante olores, ruidos e incluso dolor. El otro tipo de miedo que existe es llamado psicológico –o miedo a lo imaginario/irracional- y tiende a presentar síntomas más mentales, tales como ansiedad o preocupación; y tanto este como el anterior se pueden vender mientras más nos conozcamos ya que todo tiene  una razón.

Tal como la incertidumbre, muchos miedos están presentes en nuestro día a día, el rechazo por ejemplo tiende a ser uno de los miedos más comunes que podemos tener, en el mundo de la literatura por ejemplo tenemos múltiples ejemplos de miedos que pueden ser identificados por un gran número de personas, me daré la libertad de citar por ejemplo a John Green en “Bajo la Misma Estrella” cuando Augustus Waters menciona que su miedo es el olvido. Verán, no somos los primero ni los últimos en tener miedos o incluso tampoco seremos los únicos a los que de verdad les dé miedo superar aquello que los frena, lo único que sí les puedo decir es que esto es algo que nadie más puede hacer por nosotros.

Todo aquí se resume a una cosa muy simple: estamos dispuestos a superar aquello que nos molesta sí o no. No podremos darle a pauta a aquello que nos hace o vuelve infelices, sea por un pequeño momento o no; eventualmente tenemos que hacer frente a esas cosas que nos asustan y que nos mantienen atados. Solo nosotros podemos hacer que aquellas barreras desaparezcan por completo y quedemos en completa libertad de nuestros miedos, no solo en una libertad condicional.

Au Revoir!

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