Te quiero

“You and I’ll be safe and sound”

No es la palabra, no tiene nada que ver con las insignificantes ocho letras que la forman. No es la continua facilidad con la que es dicha. No me baso en lo efímero del sonido.

Es la importancia que para mí tiene. Es el compromiso que haces a quien lo dices. Es que va más allá de todo el espacio y el tiempo y el sonido. Un contrato.

¡No pienso cambiar! Porque eso significaría quitarle el peso que tiene una hoja verde en un frío invierno. Robarle al colibrí el confuso y hermoso revolotear de sus alas. Censurar la carcajada del momento más inapropiado. No, ese no seré yo.

Y no lo seré, porque no quiero, porque no pienso que un poco de agua cambie la aridad de un desierto que ellos mismos se encargaron de secar. Pero, hay oasis, hermosos oasis entre ellos. Lo sé.

Seguiré manteniendo y guardando esa agua, dándola solo cuando mueras de sed, tal vez sea cruel ¿Y qué? Si es cuando mejor sabe.

La importancia de un Te quiero no se mide por el número de veces que la dices, ni siquiera tiene una unidad de medida.

Podría ser solo esa luna que a veces te gusta ver cuando te acuerdas que sobre ti, aún hay un cielo.

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