Sandro Rosell Dimite como presidente del FC Barcelona

El FC Barcelona se quedó sin autoridad ante sus socios. Alexandre Sandro Rosell i Feliu (Barcelona, 6 de marzo de 1964) había sido elegido presidente el 1 de julio de 2010 con el mayor apoyo social de la historia (64,1% del electorado), pero ha dimitido de su cargo apenas 3 años y medio después de aquel sonoro triunfo. Este jueves 23 de enero de 2014 lo informó en una multitudinaria rueda de prensa seguida con mucha atención en todo el mundo.

Rosell sedujo a la enorme masa societaria del club azulgrana al prometer transparencia y saneamiento completo de las finanzas del ‘mes que un club’, pero se lo llevó puesto el misterio financiero en torno al fichaje del delantero Neymar Junior. El hasta ahora presidente se ha negado sistemáticamente a romper el acuerdo de confidencialidad que hizo constar en el contrato del astro brasileño cuando se rubricó la negociación con el Santos, club al que pertenecía el jugador.

Llegados a este punto, el garoto de Mogi das Cruzes parece vivir en Catalunya como un billete de dólar lo hace en Argentina. El precio del Neymar oficial es 57,1 millones de euros. El Neymar blue cotiza 95 millones de euros. Si va a fondo la demanda a Rosell del socio Jordi Cases (un farmacéutico de la localidad de Olesa de Montserrat), admitida por Pablo Ruz, juez de la Audiencia Nacional, nos desayunaremos el verdadero precio del crack. Será entonces el momento de jugar con el título del libro autobiográfico del ya 39no expresidente del FC Barcelona. “Bienvenido al mundo real”.

Caben uno de dos cuadros de situación. Que sea cierto que Neymar costó la cifra que informó Rosell y la gente que provocó su salida intente ensayar una disculpa tardía. O que Neymar haya costado la segunda cifra que informó el diario El Mundo de Madrid (en 2013 ese medio publicó que el de la baixada santista había costado 105,1 millones de euros y en 2014 ha publicado que salió por 95), con lo que la imagen del dirigente quedará aún peor posicionada respecto a la historia culé.

Como epílogo para lo actuado por Sandro Rosell al frente del FC Barcelona cabe apuntar que fue hábil en la campaña preelectoral, pero desde la poltrona no supo conectar con la masa. Ni pizca de espontaneidad tiene. Lee todos los discursos. No empatiza. El amor es un laburo diario, pero Rosell se ha ido alejando. Es cierto, redujo de forma impresionante el pasivo del Barça en más de 200 millones de euros. Pero el corazón de un club no late en los balances contables, sino en los gestos. Y él dio de baja a un jugador histórico como Eric Abidal, quien hizo más fuertes a sus compañeros al realizar la proeza de volver a jugar al fútbol profesional tras superar un cáncer de hígado. E hizo lo propio con el carismático Pete Mickeal, quien acabó recuperándose de un tromboembolismo pulmonar para regresar al basquet profesional. Rosell podrá argüir un montón de razones, pero ninguna logrará disculparlo porque habrán nacido de la obsesión por cuidar la billetera, no del alma.

Se suman a la descripción dos procesos judiciales que Rosell tiene pendientes en Brasil por fraude. Instancias en las que aparece peligrosamente cerca de su padrino de matrimonio, Ricardo Teixeira, expresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, obligado a dimitir y disfrutar sus millones en el ostracismo al prosperar demandas de corrupción y enriquecimiento ilícito sobre su persona.

Rosell se va del FC Barcelona y cede la presidencia a Josep Maria Bartomeu, otro empresario, éste con perfil bajo y cero adhesiones pese al lifting mediático que ya ensayan medios afines. La intención es que ‘Bart’ (estén preparados para ver montajes con el rostro del directivo en la cara del travieso de la familia Simpson) gobierne hasta 2016, pero lo tendrá crudo. Jordi Cases también los ha salpicado a él y al vicepresidente económico Xavier Faus (el que provocó gratuitamente una reacción intempestiva de Lionel Messi en diciembre de 2013) en su demanda judicial.

Barcelona

Quedan tres nombres por repasar en esta historia. Neymar, el primero. La ventaja del jugador de fútbol reside en que ve a sus enemigos a los ojos, en la cancha, y no necesita micrófonos para expresarse. Sólo una pelota y unos pocos segundos con ella en el pie. Con dos gracias que haga, el brasileño evitará que le recuerden el thriller económico en torno a su fichaje. El segundo, Gerardo Martino. El ‘Tata’ se encuentra ante una misión demasiado complicada. Por un lado, la situación le obliga a conseguir resultados deportivos que ayuden a pacificar la transición política. Por otro, deberá lidiar con la ansiedad de quienes tras la salida de Rosell quieren que en el banco se siente otro heredero del mítico Johan Cruyff. El tercero, Joan Laporta i Estruch. El presidente que antecedió a Rosell en el cargo, y que había comenzado con él en el club (Rosell fue su vicepresidente deportivo entre 2003 y 2005) hasta que la influencia de Cruyff les distanció. Rosell conspiró contra Laporta en los últimos años del mandato de aquél, y hace meses que Laporta, a quien no le fue demasiado bien durante su aventura en la política catalana, usa la Ley del Talión para devolverle la moneda

La primera sensación es que Laporta está listo para recuperar el bastón de mando y lo conseguirá, siempre y cuando no cometa errores de bulto. Alguna de las clásicas laportadas que le costaron la pérdida del crédito popular como sus reacciones groseras en público o sus salidas de tono. En cualquier caso, su armada quiere sangre. Uno de sus más estrechos colaboradores en las sombras, tras conocerse la dimisión de Rosell, expresó en la red social Twitter “estáis muertos!! Os han pillado con las manos en la masa!! Vamos a ir a por todos vosotros!! Hay mucho que estirar ahí!!”. ¿Barcelonismo? El tuit estuvo un par de horas online hasta que fue borrado. Ese colaborador de Laporta hace años fue utilizado para indagar los nombres y apellidos de admiradores y adeptos al expresidente Josep Lluís Núñez en los medios de comunicación. La fidelidad se pagó con trabajo demasiado bien pagado en una sección del área polideportiva del Club. Claro que Laporta le agarró el gusto a esa práctica de espiar. Luego lo hizo a directivos y jugadores propios, además de a periodistas y dirigentes ajenos. Y terminó envuelto en otro escándalo. El tiempo y los pasos en falso de Rosell se han encargado de hacer olvidar aquellas peripecias, aunque en esta época vivimos tan pendientes de la inmediatez, que siempre conviene que alguien refresque la memoria, ¿verdad?

La segunda sensación es que Laporta volverá a presidir el FC Barcelona. La única persona que logró hacerlo en épocas diferentes fue el fundador Hans-Max Gamper Haessing, Joan Gamper, quien presidió al Barça en cinco etapas. Gamper se ocupó de unir al barcelonismo. Con los años, aquel deseo mutó en quimera. Luego, es harto complicado imaginar a un Laporta benévolo con quienes buscaron su caída. Eso sí, tiene todo dispuesto. Un entorno mediático afín que le entroniza día a día con el objetivo de reinstalarlo. Y su regreso -de cara a las elecciones de junio de 2016 no hay un solo candidato que ensombrezca su carisma- le devolverá la magnitud que merecen en la historia culé a Johan Cruyff y Josep Guardiola, con quienes Rosell ha tejido una enemistad irreconducible.

En su caso, Laporta sí sabe que el corazón del club no late en los balances contables, por eso no le preocupó dejar maltrecha la economía del club al término de su mandato. Su éxito reside en cederle a los que saben el poder de decisión a la hora de conducir la política deportiva, y en cierta habilidad para hacer relaciones públicas. Sabe bien que el corazón de un club como el FC Barcelona reside en los gestos. Quizá por eso ese colaborador suyo que ya se relame optó por borrar el rastro del tuit conflictivo, para plegarse al lavado de imagen que intenta devolver a Jan al lugar en el que construyó la edad de oro en lo deportivo del FC Barcelona.

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