Despertó.
Se dirigió a la ventana, miró hacia afuera y vio todo cubierto de nieve. Era la primer nevada del año. Sonrió y pensó –Parece que un montón de merengue cayera del cielo durante la noche.– Se dirigió nuevamente a la cama, su fiel compañera durante las largas noches de insomnio y la misma que estuvo con él cuando besó a Angelina Jolie o cuando viajó por el universo montado en un camello con un casco de astronauta, incluso estuvo a su lado cuando soñó con la idea que cambiaría su vida. Tomó su pequeña libreta y comenzó a escribir.
Amante de la literatura, de la publicidad, del british rock, de los brownies de chocolate y los Skittles de empaque rojo; Pipe Gutiérrez es un chico de veintitrés años, que gusta de traer la barba de tres días, un chico de cabello chino, ojos café y cejas pobladas que solía ser fotogénico hasta que conoció el amor; desde ese día y en adelante, en todas las fotos saldrá con cara de pendejo. Le gusta caminar por las frías calles de Boston así como recorrer en bicicleta por los cálidos camellones de Veracruz, en México. Un día despierta con ganas de tomar fotografías a todo lo que se mueve, al otro, con ganas de filmar una película de su vida. Garabateando y escribiendo es como pasan la mayoría de sus tardes. Un chico que ha vivido ya veintitrés inviernos y que tiene unas inmensas ganas de comerse al mundo, desde la primera vez que jalo aire por sus recién nacidos pulmones.
No traten de entenderlo porque, la mayoría de las veces, ni él mismo lo hace.
Pipe Gutiérrez es un futuro creativo y redactor publicitario. Pipe Gutiérrez es un fiel amante del sexo femenino. Pipe Gutiérrez es el próximo ganador del León de Cannes. Pipe Gutiérrez es una talentoso escritor. Pipe Gutiérrez es el nuevo colaborador de Kalot.
Pipe Gutiérrez soy yo.
