Pequeños pasos.

[dropcap size=big]M[/dropcap]uchas veces pasa que nos quedamos pensando en preguntas como “¿por qué no me habla?”, “¿qué ya no le importo?” y le damos respuestas sin sentido como “si no me habla pues yo menos” o hasta usamos la excusa de “el interés tiene pies”, y es ridículo porque todos tenemos pies pero a veces decidimos no usarlos. Y esto nos lleva a creer que es obligación del hombre dar el primer paso, aquí me declaro culpable porque yo también pensaba eso; pero lo cierto es que no es obligatorio mas es uno de los detalles más lindos que se pueden tener con una mujer, y si algún hombre lo está leyendo créanme que sí tomamos en cuenta ese tipo de detalles y nos hacen sentir como que somos lo más valioso del mundo y la verdad es una sensación increíble.

Hay un mal que atormenta a muchas personas en esta vida: la incertidumbre. Estamos seguros de una cosa: no nos gusta que las cosas se salgan fuera de nuestro alcance, y lo entiendo completamente a mí no me encanta no saber lo que pasa, en especial cuando hablamos de sentimientos porque pensamos que es algo sobre lo que tenemos poder y autoridad totalitaria cuando la verdad no es así. La simple respuesta es que las personas estamos acostumbradas a tener un orden en nuestras vidas (a tener conciencia de lo que sucede a nuestro alrededor) y es realmente desesperante porque se siente como si fuéramos a ciegas.

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Pero de esto se trata la vida, de salir de nuestra zona de confort; dejar a un lado todo lo que nos hace sentir seguros y dar saltos hacia lo desconocido. Básicamente hay que aventurarnos y aceptar que hay sentimientos que no podemos controlar (shit happens).

Es difícil pero hay que aprender a perder el control, alocarse y disfrutar de la vida porque cada sentimiento y experiencia son extremadamente enriquecedores para todos nosotros.

Aquí entra otro factor muy importante: el orgullo. El orgullo puede ser aplicado de diferentes formas, así que busqué su definición en la RAE y encontré lo siguiente:

  1. Exceso de estimación propia, arrogancia.

Obvio no siempre se aplica así, pero cuando lo usamos así se vuelve uno de esos sentimientos que hacen que muchas cosas se pierdan, y entran aquí las preguntas que nos hacemos SIEMPRE y les damos respuestas como “si no me habla pues yo menos”, y hasta donde yo sé el orgullo hace que perdamos mil y un oportunidades. No hay necesidad de perder una relación (no necesariamente amorosa) por cuestión de orgullo, tenemos que aprender a apartar el orgullo de nuestros corazones y simplemente seguir adelante. Tenemos que dejar a un lado el orgullo y simplemente dar pequeños pasos, indistintamente de si somos mujeres u hombres; aceptar que alguien tiene que dar el primer paso un simple “hola” puede ser más que suficiente, sin mencionar que puede ayudar a la otra persona a sentirse con más confianza y hasta emocionado.

primer paso

Y aquí las preguntas deberían ser ¿por qué hacemos eso? y ¿por qué no lo hacemos nosotros?

En primera hay que dejar de atormentarnos con esas preguntas tontas en las que culpamos a las otras personas como a nosotros mismos y en segundo, si tenemos interés; nosotros mostrarlo también. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero de verdad; hay que dar un 50-50 en cualquier relación y demostrar que somos capaces de aventurarnos y salir de nuestras zonas de confort.

Espero que salgan y se aventuren en este mundo de emociones, un mundo para los soñadores que se atreven a hacer lo que quieren; y para terminar los dejo con una frase de la película de Amélie, dicha por Raymond Dufayel:

“Tus huesos no son de cristal. Tú puedes con los golpes de la vida.
Si dejas que pase esta oportunidad entonces, tu corazón se hará tan
seco y frágil como mi esqueleto.”

Y… ¡Corte!

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