Salome: Oscar Wilde en México

Este fin de semana estuve de pata de perro por la Ciudad de México. La Ciudad de México representa para mi la dualidad felicidad-tristeza -y todo lo que queda en medio- de todo ser humano, me encanta y la odio al mismo tiempo, pero esa es otra historia.

Estuve allí porque mis tías me invitaron al teatro, así que fuimos las tres el sábado en la tarde a ver Salome en el Centro Cultural Helénico. Me gusta el Centro Cultural Helénico, me gusta el contenido de su programación, y me gusta el espacio físico, con pasto, jardineras y bancas para disfrutar la tranquilidad, una cafetería medianamente bien servida con botanas y sandwiches ligeros, y mesas al aire libre claro, y una construcción colonial en la parte de atrás del recinto, fuente al centro, arquería y toda la onda.

Salome es una de esas producciones accesibles a la cultura mexicana. Accesible porque bueno, es una adaptación de la obra Salome de Oscar Wilde -por eso la escogí, me llamo la atención la adaptación al siglo XXI mexicano de la pieza teatral- para teatro mexicano, en español mexicano, actores mexicanos, ciudad de México, de una obra de un autor ingles, que trata sobre lujuria, deseo, y pasiones humanas desde la Biblia.

No mentiré, es una obra pesada por la temática y la estructura, ademas del lenguaje del libreto, Oscar Wilde al final de cuentas. Pero con una adaptación muy bien lograda. La escenografía no cambia en  los 90 minutos, así que es usada audazmente como cárcel, mingitorio, y fuente de abluciones, todo transcurre en el mismo espacio. Cuando conocemos a la bella Salome, cuando conocemos al viejo y lujurioso rey, cuando conocemos al pecador-profeta Yokanaan.

Las actuaciones e interpretaciones son impecables para estos tres personajes principales. Irene Azuela como Salome, joven actriz de cine y teatro en México; José Sefami, poco explotado actor de TV y cine, pero súper versátil y talentoso; y Leonardo Ortizgris, si, ese joven actor del que ya les contaba que sale en la serie Pacientes del Once. A mi parecer, los talentos de cada actor, y sobre todo de estos tres principales, son aprovechados audazmente. La figura esbelta y apariencia de Irene Azuela junto con su fuerza como actriz, los dotes musicales de Sefami, quien de hecho tiene una agrupación de musica judia-sefardi; y esa apariencia casi mística que logra proyectar Ortizgris.

Al parecer, esta obra esta teniendo tanto éxito que esta extendiendo horarios y hasta temporada en el Helénico. Alguna vez escucharon que una puesta en escena internacional era mejor producida y llevada a cabo en México que en, digamos, Londres o Nueva York? Esta sin duda lo es. Si están por la Ciudad de México, ¡no se la pierdan!

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