Los artistas…

Alguna vez, un Maestro argentino me dijo:

“Cuando calla la codicia, cuando se sosiega la voluntad, el mundo se manifiesta como representación. Y en este sentido es bello y se sustrae a la lucha por la vida… Es el mundo del Arte”.

He pensado tanto en sus palabras, y en cómo lograr la conexión arte-vida cotidiana, que no me quedó de otra más que escribir sobre ello. Y es que como no hablar del arte; si bien no todos somos artistas, todos podemos serlo.  No me refiero a que todos abandonemos la escuela (aunque estaría padre) y nos dediquemos a la pintura, la danza o la poesía… el arte está en lo mejor de nosotros, en lo que cada uno es un verdadero genio; en la medicina, la abogacía, los números, el habla, el marketing… simplemente cuando hacemos algo que nos apasiona y lo hacemos por el más puro gusto de hacerlo… creamos arte.
El mundo ha cambiado (por enésima ocasión) y los riesgos ahora son mayores que nunca. Actualmente nos enfrentamos a una revolución en toda regla; un mundo hipercompetitivo que conlleva arte, regalos y miedo, además de tu capacidad de hacer una aportación indispensable a algo que te parece importante.
Muy pocos toman la decisión de hacer lo que realmente les gusta y ser artistas, los artistas son escasos y la escasez crea valor. Los artistas se vuelven ejes en la vida de otras personas y de sus propias empresas… convirtiéndolos en indispensables.
Aquella teoría de que no eres más que una pieza anónima de la gran maquinaria del capitalismo ya no aplica. Ahora puedes elegir. Puedes elegir entre los dos equipos tradicionales (dirección y operativos) y un tercer equipo, los ejes; este equipo está conformado por gente dueña de sus propios medios de producción, capaz de marcar la diferencia y conectarnos.
Las revoluciones nos dan miedo porque los nuevos beneficios a veces tardan en llegar. En esta ocasión, la oportunidad consiste en aportar al mercado lo mejor de ti mismo y que se te recompense. Y esto es una sólo una alternativa. La alternativa entre quedarte con el miedo y el sistema o trazar tu propio itinerario y crear valor a medida de que avanzas por él. Tu trabajo consiste en ir pensando como trazas este recorrido, porque el truco está precisamente en trazar ese recorrido.
La trampa, es que prácticamente todo lo que te enseñaron en el colegio y a través de los medios ha sido un mito inventado, una fábula pensada para que fueras un trabajador complaciente en la fábrica local. Los colegios tienen su razón de ser, pero esa razón tal vez no sea la que tú pensabas.
Ser un alumno excelente en la escuela es una buena habilidad si pretendes pasarte toda la vida allí. Para el resto de nosotros, ser bueno en la escuela es como ser bueno jugando al frisbee. Está bien, pero no es relevante a menos que como profesional tengas que hacer deberes, buscar en los libros de texto respuestas que tus supervisores ya sepan, seguir instrucciones y, luego, en situaciones de mucha presión, regurgitar estos datos sin mucho procesamiento por tu parte.
El eje es un individuo que puede meterse en el caos y crear orden, alguien capaz de inventar, conectar, crear y hacer que las cosas pasen. Toda institución que se precie, tiene gente imprescindible que marcan diferencias.
Nuestra sociedad está en conflicto porque, en los momentos de cambio, lo último que necesitas en tu equipo son burócratas, anotadores, literalistas, lectores de manuales, trabajadores obsesionados con que llegue el viernes, seguidores de mapas y empleados asustados, todos ellos bien pagados. Las masas obedientes no son de mucha ayuda cuando tú mismo no sabes lo que está por venir…
Hacerse imprescindible implica desempeñar un trabajo difícil. Trabajo en el mejor sentido de la palabra. El acto de entregarte totalmente al trabajo, de comprometerte en labores que requieren madurez, alma y fortaleza personal, y de hacerlo por los buenos motivos. Los ejes son genios, artistas y gente que entrega sus dones. Aportan humanidad al trabajo, no se la dejan en casa. Lo difícil, querido lector, no es levantar pesos, ni manipular una pala, ni afilar el lápiz, lo difícil es ser lo bastante valiente para aportar el cambio.
Entonces, ¿por qué es tan difícil? Resulta que es biológico. Muy adentro de tu cerebro está la amígdala, el cerebro reptiliano. El cerebro reptiliano está dispuesto a sabotear cualquier cosa que se le antoje como una amenaza, como un riesgo o como un fruto de la generosidad. Hasta que no seas capaz de nombrar, reconocer y enfrentarte a la resistencia no lograrás el cambio.
El arte es un regalo. Un verdadero regalo, no es parte de un trato, no es una transacción con mentalidad de reciprocidad. El regalo es el arte, cuando se crea arte, el regalo es para quien lo da y para quien lo recibe. Cuando transmites, y cambias algo en otra persona; eso es arte.
Los artistas imprescindibles no esperan a recibir instrucciones, sino que deducen qué es lo próximo que hay que hacer. Si tú tienes un trabajo en el que alguien te dice lo siguiente que tienes que hacer, has dejado escapar la ocasión de crear valor. Cuando no creas valor, eres fácilmente sustituible, sí, sustituible como un clavo o un tornillo.
Si el valor se crea a través de lo que eliges hacer, la esencia de convertirse en un artista es una elección. Decidir superar la ansiedad (el falso temor), unido a liderar y conectar, es el paso que pocos, muy pocos están dispuestos a hacer. Dejar el estado de confort o tomar las riendas de nuestra propia vida es la parte más difícil.
Existen sólo dos opciones. Ser juzgado es incómodo. Juicios rápidos, prejuicios, desinformación… todo esto, combinado con la falta de tiempo para que te conozcan realmente, significa que inevitablemente serás mal juzgado, te subestimarán (o sobreestimarán) y serás rechazado  injustamente. La alternativa, por supuesto, es mucho más segura. Ser Ignorado.
Depende de ti.
Los artistas no trabajan en el vacío. Tu personalidad y tu actitud son más importantes que el trabajo o el producto real que creas, porque es más rico y nutritivo el proceso que el resultado, por que el trabajo imprescindible es el que te conecta con los demás.
Pero cuidado, no hay ninguna garantía de que el mercado abrazará tus ideas o tu arte. Y cuando la conexión no se da, la insistencia ciega no siempre es el mejor enfoque.
El día de hoy es un punto de inflexión, un momento de ahora o nunca en el que debes tomar una decisión. Todos los días hay gente como tú que elige circular por un camino menos definido, un camino en el que ellos deciden y marcan la diferencia. Resulta que eso no sólo satisface nuestro potencial como trabajadores y ciudadanos, sino que además es precisamente lo que pide el marcado ¡A GRITOS! En vez de centrarnos en cumplir con la dirección como estrategia a largo plazo para ganar más y estar más seguros, tenemos la oportunidad de describir una visión potente de nuestro futuro y de hacer que realmente ocurra.
Este nuevo sueño no está basado en la obediencia, sino en la visión y en el compromiso.
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Esta entrada está basada en el libro de uno de los mayores gurús del marketing actual: “¿Eres imprescindible?” de Seth Godin… si lo encuentran a la venta, ¡no duden en comprarlo!

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