[CRÍTICA] Cincuenta sombras más oscuras… menos eróticas

Truffaut decía que existen películas grandiosas pero con muchos errores técnicos, y películas técnicamente bien realizadas, pero muy superficiales, al grado de causar pena.

Este es el caso de Cincuenta sombras más oscuras [Título original: Fifty Shades Darker. Dirección: James Foley. País: Estados Unidos. Año: 2017] que, aunque está técnicamente “bien” realizada, solo cumple con lo mínimo requerido para una película de Hollywood, es decir, no asombra, emociona o seduce, ni siquiera por medio de las imágenes de un sexo suavemente salvaje en pantalla. Lo irracional del filme es que nos quiere presentar la sombra de los protagonistas y cómo se dejan llevar por el ello, sacando su lado salvaje, pero lo único que vemos es un sexo hasta cierto punto reprimido, cuidado estéticamente y que además se atañe solamente a las convenciones sexuales de una penetración.

Supongamos que la película no tiene el interés de mostrar las escenas sexuales de forma más explícita, que lo que quiere es cautivar al público y engancharlos con la historia, el problema aquí es que lo que se ve en Cincuenta sombras más oscuras no tiene ningún tipo de estructura narrativa, más bien pretende ser un largo episodio de una telenovela que no logra ni siquiera iniciar de una manera interesante.

En cuanto a las actuaciones, no resultan impresionantes, pasan desapercibidas y no logran convencer al espectador de la relación sentimental/sexual que se da entre los protagonistas, así como de sus impulsos sexuales casi incontrolables que pretenden en el filme.

Sin duda, Cincuenta sombras más oscuras es una de las películas más fallidas al poco tiempo transcurrido del 2017. Hay momentos forzados en la trama (puestos ahí porque no había otra cosa que mostrar), movimientos de cámara temerosos, acciones y chistes sin gracia alguna, clichés melodramáticos, como en donde Elena Lincoln, interpretada por Kim Basinger, recibe toda clase de agravios a su rostro y un final carente de todo sentido, que abusa de recursos visuales muy vulgares.

Una prueba del nivel cinematográfico sumamente básico que emplea la película, es en donde Anastasia, que es interpretada por Dakota Johnson, va a la exposición fotográfica de su amigo Jose (Victor Rasuk): el espectador podrá observar que las fotografías son solamente paisajes y retratos de ella; es decir, no sale del sistema y se acopla de forma acomodada y eficaz.

En la filmografía de James Foley no aparece ningún proyecto realmente relevante, lo más cercano a eso es el episodio que dirigió para Twin Peaks, podríamos decir que es un artesano que trabaja bajo encargos.

Pero, más allá de los elementos tan burdos de la película, quisiera hacer referencia a una reflexión de mi hermana; Cincuenta sombras más obscuras es una clara muestra de lo atractivo que es el machismo y de lo muy dañino que llega a ser. Entonces, se podría estar hablando de una obra cinematográfica que parece funcionar como herramienta para la persuasión hacia la sumisión de la mujer. No es cuestión de “feminazismo”, sino de limitar al arte (aunque dudo que a esta película se le pueda clasificar así) a un modelo social sumamente arcaico y deplorable para la integridad de una mujer.

En una de las escenas, Leila, una de las anteriores “sumisas” de Mr. Grey (y perdón por el spoiler, pero creo que tomando en cuenta lo que representa la película da lo mismo), amenaza a Anastasia con un arma de fuego porque está celosa de que ella es la nueva sumisa, llega Grey y empieza a hacer una serie de señas a Leila como queriendo hacer que obedezca, la chica se arrodilla obedientemente, cual adorable perrito. Anastasia siente recelo porque ella nunca podrá llegar a ese nivel de sumisión y entonces me pregunto: ¿qué es más lógico? ¿indignarse por no tener esa capacidad de sumisión? ¿o por haber presenciado un tremendo y cruel acto de violencia psicológica?

Prefiero ver una película de Golden, ahí encontraré muchas de las cosas de las que carece Cincuenta sombras más oscuras, y que además cumplen con la función de la cual la película carece: encender a los espectadores aunque sea en pequeña medida.

 

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