“La Maldición de Charlie” se integra al selecto grupo de malas películas de terror que no ofrecen nada nuevo. Con un guión muy limitado emplea una gastada formula que a nadie sorprende.
Halloween, niños perdidos, maldiciones de hace siglos, malos efectos especiales, historia plana, sustos predecibles, actuaciones poco creíbles, de eso y un poco más se trata “La Maldición de Charlie”. No, lo anterior no es una exageración, en verdad la película se resume en esos pocos pero crudos detalles.
Esta cinta viene a unirse al selecto grupo de películas de terror que pretenden asustar con la ya gastada formula, ya saben, todo se queda en silencio y de pronto algo grita, se mueve o aparece junto a esos movimientos de cámara por aquí y por allá sin lógica alguna. El guión es muy limitado con muchos huecos que no terminan por explicar. Todo se resume de “A” a “B”, no hay giros en el argumento, no hay sorpresas, no hay nada.
“La Maldición de Charlie” cuenta la historia de Mike (Nicolas Cage), un profesor de literatura, y su hijo Charlie. En la noche de brujas, salen a dar un paseo y un descuido el pequeño Charlie desaparece. Es aquí donde el profesor emprende una larga búsqueda con la esperanza de encontrarlo, esto le hará descubrir que su hijo no ha sido la única victima y que se remonta a una antigua maldición.
Y así de corta es la reseña de esta ocasión. No es por falta de esfuerzo ni empeño, simplemente se trata de otra mala película de terror. Esas que abundan y que, probablemente, en unos años nadie hablará jamás.
