Te invito a ser vendedor de ideas

 

Lo más difícil de escribir no es iniciar una idea ni mantenerla o finalizarla de la forma correcta, es atrapar a los lectores y mantenerlos seducidos hasta la última palabra, algo que puede leerse sencillo pero que en realidad representa un gran reto para aquellos que escriben y en el formato que lo hagan. ¿Por qué? simplemente porque estamos en una época en la que siendo honestos, no leemos, escaneamos, pues como lectores no queremos perder tiempo leyendo algo que nos aburrirá desde la segunda línea.

Y si a lo anterior le sumamos la cantidad de blogs que son creados diariamente, estamos sin duda frente a un enorme reto, en el que las palabras fácil de leer, concreto e interesante son las directrices en la lucha por sobresalir y por los lectores. Teniendo claro esto ¿cómo podemos lograr nuestro objetivo?

El filósofo alemán Arthur Schopenhauer lo hizo en el siglo XIX de una forma tan simple y con un estilo tan limpio que las palabras que escribió hace siglo y medio nos servirán de guía: “Vende pensamientos, no palabras” (frase que puede ser leída en su ensayo sobre escritura y estilo en el que escribió una serie de consejos para escribir con claridad y elegancia dirigido a los escritores, redactores de revistas y periodistas de la época).

Aprendamos entonces de Schopenhauer:

arthur_shopenhauer

1. “El principio fundamental de la estilística es comunicar un pensamiento por vez, no dos”

Comunica un pensamiento a la vez, no dos ni tres, Schopenhauer tomaba la escritura como un diálogo, no como un monólogo, entonces, un texto es igual a un pensamiento. Aunque esta regla puede parecer bastante obvia, sin darnos cuenta podemos empezar a mezclar temas completamente contrarios en un escrito si dejamos fluir la imaginación.

¿Les ha pasado que al platicar con alguien empiezan hablando de una cosa y terminan con otra dejando inconclusos ambos tema? Imaginen una situación similar pero en letras que serán leídas y no escuchadas, además de la confusión que podrías crear, prepárate para recibir comentarios de reclamo por estar hablando de temas diferentes. Expresa entonces tus ideas lo más claro posible y sin mezclar pensamientos.

2. “Pocos escriben como construye un arquitecto. La mayor parte escribe como se juega al dominó, esperando que casualmente una pieza se adapte a otra”

El filósofo consideraba que se debía seguir un orden a la hora de escribir, pues creía que las buenas ideas no llegan por azar. ¿Se imaginan sentados frente a la computadora esperando a que las musas lleguen a darles las ideas que les harán escribir su obra maestra? Si leerlo o pensarlo ya suena ridículo imagínense llevarlo a la práctica. Mejor sigamos los consejos de Schopenhauer: Piensa, estructura el texto y escribe.

Rellenadores de cuartillas llamaba Schopenhauer a aquellos que escribían por escribir y además decía que este tipo de “escritura” (si podemos llamarle así) es cansada para el lector y si es cansada, es aburrida y por tanto abandonada. Debemos recordar que estamos en el siglo de los textos cotos, la “falta” de tiempo y la pérdida de interés.

3. “El título deberá ser expresivo, corto, lacónico y, en lo posible, resumir el contenido en una sola palabra”

El título de un texto es nuestra carta de presentación y puede motivar o ahuyentar al lector. Debemos entender que existe una cantidad infinita de información al alcance de las personas y generalmente los lectores en la mayoría de las veces sólo leen el título de un texto y de este dependerá que captemos su atención o simplemente le den vuelta a la hoja o le den clic al siguiente enlace.

Entonces, de nada sirve tener un excelente contenido sino hemos sido capaces de captar a ese lector que anda buscando algo que le llame la atención.

4. “No importa si el tema es conocido por todos. La forma de tratarlo, el modo de concebirlo es lo que le confiera valor. El mérito será mayor cuanto más conocido sea el tema”

El filósofo desestimaba a los escritores que solo hablan de novedades, de las noticias, de los sucesos y lo que está de moda. Consideraba que estos escritores carecen de originalidad pues solo hablan de lo que las olas traen sin profundizar en temas reales que pueden ser de mayor interés de los lectores.

5. “Arriesgarse a escribir como se piensa conduce a ideas propias”

Schopenhauer prefería el pensamiento original, aunque ingenuo, y expresado de manera sencilla, a los textos de un autor consagrado que habla con enredos sobre trabajos ajenos. Muchas veces por error a no ser entendidos, es más sencillo escribir sobre algo que alguien dijo o sobre el trabajo que alguien realizó, esto limita las expresiones y las ideas de quien escribe, haciendo una lectura cuadrada en lugar de fluida.

«La ingenuidad es auténtica», decía el filósofo, que invita al autor a escribir sobre uno mismo, las propias tristezas y deseos o los pensamientos pasajeros. (Los modernos llaman a esto (personal storytelling).

6. “Vende pensamientos, no palabras”

El filósofo creía que una idea debía ser expresada de manera simple. Por ejemplo: si tienes que comunicar el fallecimiento de una persona, no empleas palabras rebuscadas ni das rodeos innecesarios para adornar la comunicación, hablas del suceso lo más claro posible para que cualquier persona sea joven o mayor entienda lo que estas tratando de comunicar.

Para el alemán, demasiadas palabras esconden las ideas, si las hay, o ayudan al periodista a hacerle creer al lector que está leyendo algo importante cuando no es así.

7. “Desecha las frases banales, locuciones gastadas, expresiones a la moda, palabras oscuras o indefinidas”

Para el filósofo, la naturalidad no equivale a vulgaridad. Utilizar expresiones de moda o clichés no acerca la idea, sino que le resta valor, es decir, mejor utiliza palabras ordinarias para decir cosas extraordinarias.

Espero que estos siete consejos te ayuden a ser un vendedor de ideas y no de simples palabras.

 

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