A 75 años de la muerte de Freud continúa moviendo masas, con todo lo que en vida compartió, a la fecha, es indispensable para la clínica actual.
Para recordar al maestro leí uno de sus más curiosos artículos “El olvido de los nombres propios” ya que Freud hace un análisis de su propia experiencia como frecuentemente lo hizo.
El articulo comienza por la descripción de Freud, de su imposibilidad de poder recordar un nombre y al no lograrlo lo sustituye por otros, como comúnmente nos pasa, en el momento no cae en cuenta sino mucho después que pudo hilar porqué olvidó el nombre y fue así que concluyó que era por un conjunto de emociones reprimidas que deseaba olvidar o evitar o tal vez las dos. Unas semanas atrás Freud había perdido a un paciente muy estimado que se quitó la vida a causa de sus graves malestares sexuales que por cierto eran incurables. Por otra parte Freud asocia la situación incómoda de hablar sobre sexualidad con un extraño.
Para analizar este curioso olvido Freud utiliza una serie de ideas que va hilando conforme avanza de modo que al final puede descubrir cuales emociones eran las que estaban bloqueando el recuerdo.
El método es algo parecido a esto que Ustedes pueden usar también.
Lo primero es escribir todas las palabras que se vengan a la mente con lo que se trata de recordar (no importa que parezcan ridículas o que no tienen nada relacionado), la asociación no debe parar hasta llegar a alguna palabra significativa o que se vincule con algún conflicto pasado o presente (se necesita mucha sinceridad con uno mismo).
Cuando esto se logre se tiene que profundizar en esa situación tratando de aceptar aquello que le cause culpa o conflicto, para hacer esto puedes poyarte de alguna persona
Freud termina dicho texto así: junto al olvido simple de nombres propios se presenta también un olvido que está motivado por la represión.
