Un poco de rock

Hoy, tanto el día como mi actitud están para quedarme en casa y escuchar  algo de música de la era del rock en tu idioma. Muchas veces me he preguntado por qué no me toco vivir mi juventud en esos años, cosa que me hubiera fascinado.

Comencé con “Persiana Americana” de Soda Estereo, que es un rolón a pesar de que la canta un pervertido que se la pasa acosando y espiando a la chava que le gusta (¿quién diablos hace eso?). Sí, me tomé la molestia de leer y analizar un poco la letra en lugar de sólo escucharla y cantarla cual loca como siempre lo hago. Un hombre que cuenta y hace público su voyeurismo, da detalles de lo que siente mientras ella se desviste, su posible adicción a verla. Una canción que me recuerda a Helga G. Pataki cada que la escucho.

Después, cómo no seguir con “Lamento Boliviano” de los Enanitos Verdes, un corazón roto y afligido por aquellas cosas que le ha tocado vivir, que lucha contra la desesperación, que quiere salir adelante, que está abierto a seguir amando y compartiendo su vida, una canción que siempre me pone de buenas, me anima y me invita a ver lo mejor de la vida, a seguir creyendo en que todo puede seguir su curso.

“La muralla verde”, también de los Enanitos, me recuerda que todo es pasajero, que no debemos afanarnos, ni obsesionarnos con el presente, mucho menos con el pasado, lo bueno y lo malo que estamos viviendo se transformarán en recuerdos.

“No dejes que” de Caifanes, me invita a tomar las cosas con calma, a tomar lo bueno de las experiencias y no atormentarme por lo malo, a tener esperanza en el futuro y, ¿por qué no? a no preocuparme demasiado por tener el control de todo, me dice que algunas veces no tiene nada de malo un poco de ignorancia.

Esto, es lo que estas canciones provocan en mi. Soy una fiel creyente de que la música puede moldear las emociones, y me gusta escuchar algo que me levantará el ánimo.

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