Debe ser difícil vivir con el virus del VIH. Más aún si eres un vaquero mujeriego, homofóbico, bebedor y drogadicto. Esa es la premisa que se nos plantea en Dallas Buyers Club, la cual está basada en hechos reales.
Ron Woodroof (interpretado por Matthew McConaghey) vive la vida de excesos clásica de los años ochenta, hasta que en una revisión médica encuentran que es seropositivo (recordemos que el VIH aún era un virus prácticamente desconocido) y le resta un mes de vida. A partir de entonces, comenzará una carrera contra el tiempo para buscar medicamentos para su condición, a pesar de aún no ser aprobados por el FDA (Agencia de Alimentos y Narcóticos).
Al mismo tiempo, Ron se enfrenta a la intolerancia de esta época (que aún se puede ver en nuestros días) en el que el SIDA es visto como una enfermedad asociada únicamente a personas homosexuales, por lo que sus amigos, homofóbicos como él, lo discriminan y rechazan. Poco después conoce a Rayon (Jared Leto) un transexual igualmente seropositivo e inician un negocio para proveer una solución que el gobierno y los hospitales no les ofrecen: medicinas verdaderamente efectivas para enfermos en su misma situación, a pesar de tener que recurrir a la clandestinidad comprándolas en otros países.
A través del film, podemos observar que el propio Ron va dejando de lado sus prejuicios y se convierte en una persona más humilde y comprensiva, pero sobre todo, tolerante.
Dallas Buyers Club está dirigida por Jean-Marc Vallée y el reparto, además de McConaghey y Leto, lo complementa Jennifer Garner. En lo personal me pareció una película estupenda y con unas actuaciones verdaderamente excepcionales, Matthew McConaghey demuestra que no es solo galán de comedias románticas, sino un actor serio y con muchísimo potencial. Al menos para mí, dicha actuación merece el Oscar a Mejor Actor al que está nominado.
En resumen, una película fuerte y cautivadora que nos muestra la lucha de un hombre por sobrevivir a una enfermedad desconocida para su época, el crecimiento personal de un individuo fuertemente prejuicioso y, finalmente pero no menos importante, una mordaz crítica al negocio hábilmente controlado por las farmacéuticas, las cuales viven a costa de la esperanza de personas que solo desean una oportunidad de vivir. Hago mi apuesta a que se lleve la estatuilla a Mejor Película a la que está nominada, reconocimiento más que merecido.
Según información de Cinépolis, el estreno está programado para este mismo mes de febrero, por lo que si tienen la oportunidad, no dejen de asistir a ver esta excelente película. Recomendadísima.
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