Lo primero que le viene a la mente a las personas cuando escuchan “El Principito” es que es un cuento de niños que por alguna razón, muchas veces desconocida, les trae un vago recuerdo de su infancia.
Personalmente estoy enamorada del libro. Como la gran mayoría, recuerdo haberlo leído cuando era pequeña, y lo más que se me grabó fue la historia de un niño vestido de príncipe que viajaba por diferentes planetas. Pero un día, hace como un año o dos, lo leí otra vez. Y fue como descubrir un tesoro en una isla desierta. Es una obra maestra, y desde entonces lo leo constantemente, porque me ayuda a poner los pies en la tierra cuando me siento perdida.
Con el fin de descubrir por qué la gente no se da la oportunidad de leerlo, me dediqué a preguntarle a personas de diferentes edades (entre 8 y 60 años) si es que conocían el libro y qué era lo que más recordaban de él; la mayoría, tanto los adultos como los niños, sólo recordaban, al igual que yo, a un muchachito que viajaba por planetas; así que le pedí a algunas de estas personas que lo leyeran para que me dieran sus puntos de vista.
Sin quererles contar de más para que lo lean, y haciendo una recopilación de las reflexiones de gente de todas las edades acerca del libro, les dejo en 5 frases una pincelada de la sabiduría que transmite:
1. “Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.”
Conforme te vas haciendo adulto te compras una idea y te enfocas en ella, a tal grado que pierdes la noción de la vida o del por qué de lo que haces. La gente va tan rápido en la vida que llega al punto en el que se vuelve presa de la rutina y la costumbre, viviendo por vivir, sin dirección, sentido o identidad, convirtiendo la vida en un objeto.
2. ”Lo hermoso del desierto es que en cualquier parte esconde un pozo.”
Lo maravilloso de ser niño es la capacidad que se tiene de ver las cosas de una manera simple y de una forma sensible, con una gran capacidad de asombro. Lamentablemente, conforme vamos creciendo perdemos poco a poco esa capacidad porque damos por sentado todo lo que nos rodea, y comenzamos a ver las cosas como objetos, no como maravillas. Dejamos de vivir en nuestro mundo, en el que todo es maravilloso, y nos mudamos al mundo adulto en el que la realidad es una cuestión de números y letras, no de sueños.
3. “Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres empezaría yo a ser dichoso.”
Cuando creamos una relación con alguien, ambas partes se “domestican”. Domesticar significa crear vínculos, y una vez que se crea un vínculo es nuestra responsabilidad responder por él. A partir de ese momento, la persona se convierte en alguien diferente y único. Lo que hace importante a esa persona es el tiempo que hemos pasado con ella. A veces desgastamos los vínculos porque perdemos la capacidad de valorar a las personas, dejando de asombrarnos por todos esos detalles que las conforman y que las hacen únicas y dando por hecho que simplemente estarán ahí.
4. “Es tan misterioso el país de las lágrimas..”
La separación en una relación es una etapa inevitable, y estamos acostumbrados a mirar solo el lado oscuro de ella; pasamos por alto que lo maravilloso de una separación es la capacidad de NO EXTRAÑAR. No debemos extrañar a las personas, debemos encontrar en los recuerdos no el dolor de revivir los grandes momentos, sino la gratificación y la alegría de haberlos vivido.
5. “Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los otros. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un verdadero sabio.”
Al juzgar a los demás le gritamos al mundo las inconformidades que tenemos con nosotros mismos. Debemos de ser capaces de ponernos en orden y arreglar las cosas que no están bien dentro de nosotros, porque solo entonces tendremos la sabiduría necesaria para juzgar a los demás, y en ese momento comprenderemos que no necesitamos hacerlo porque cada quien es dueño de sí mismo.
Son 33 páginas que seguramente cambiaran su forma de ver la vida.
Y definitivamente.. NO es un cuento para niños.
