No es un secreto que yo nací en los ochentas y a principios, por cierto, así que puedo presumir que de niña viví la experiencia de sentarme en butacas de vinipiel, tener que aguantar un intermedio de 15 a 20 minutos, en lo más interesante de la película, y peor aun, perderme parte de la película, porque la fuente de sodas estaba repleta en ese famoso intermedio, la verdad no recuerdo muchos ejemplos pero si puedo afirmar que fui a ver “La Familia Telerín” y una “Risa en Vacaciones”.
Eran los ochentas, y era un lujo para algunos de nosotros ir al cine, tengo la experiencia, pero mas bien soy de una generación del canal 5, los sábados, o el canal 2 los domingos, por mi abuela paterna quien hasta la fecha ve religiosamente su barra de películas mexicanas, y lo agradezco porque gracias a eso conocí el cine de oro, el mismo que más tarde me hizo repudiar el de las ficheras…pero ese es otro tema, regresando al canal 5, obviamente te aguantabas y veías la que hubiera, aunque la repitieran cada 8 días, mi gusto era que mamá me preparaba palomitas, que si lo comparo a estos días, puedo decir que eran hechas artesanalmente, imagínense comprar maíz palomero y poner a calentar aceite, era un ritual, yo meto unas ACT II al horno de microondas y me desespero, eran cosas muy sencillas que nos hacían feliz.
Ya en los noventas la experiencia cambio, ya el cine no era un lujo, era algo muy común, lo que había eran restricciones porque recuerdo que toda la secundaria me la pase en funciones de 4 a 6 o de 6 a 8, que puedo decir era el único pretexto que había para salir en bolita con el niño que te gustaba, era eso o un trabajo en equipo.
Pero llego el nuevo milenio y con él cines por doquier, películas en 3D y 4D, asientos numerados (gracias Dios), cines que parecen la sala de tu casa y fuentes de sodas que en su carta ofrecen makis, esto solo me dice que hay mercadólogos que han hecho muy bien su chamba.
Pero sea donde sea y sea como sea, el cine siempre nos provee de buenas anécdotas.
Así que Plaza Tangamanga y yo queremos contribuir con esas anécdotas, por lo que a las 3 primeras personas que me comenten algo que les haya pasado bueno o malo en un cine, les voy a obsequiar un pase doble para Xtreme Cinemas.
