Misoginia 2.0 o cómo la estupidez obstaculiza la igualdad

Mucho se ha escuchado hablar de la liberación femenina, el feminismo, el rechazo hacia el machismo o heteropatriarcado, temas de gran relevancia en la sociedad global en la que vivimos. Sin embargo, ¿alguien conoce el verdadero alcance y significado detrás de estos términos?

Para contextualizar, volvamos al 2009; cuando el recién elegido presidente Barack Obama, el primer presidente afroamericano en ganar la presidencia de E.E.U.U., era galardonado con el premio Nobel de la Paz, supuestamente por sus intentos de lograr la desmilitarización (cosa que por cierto aún no se ha alcanzado) desató una controversia al respecto: ¿por qué ganaba el galardón, realmente? ¿por ganar la presidencia siendo afroamericano? ¿es acaso un logro que merece premios?

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Muchos se preguntaron si esto era el resultado del llamado contraracismo, es decir, una nueva forma de discriminación (o segmentación) mediante la cual los afroamericanos ya no eran atacados o reprimidos, sino que eran, de repente, luchadores distinguidos entre una sociedad atrapada en ideas preconcebidas. Paradójicamente, al enfatizar este hecho, no se alcanzaba una equidad realmente, sino que el hombre blanco sentía la necesidad de salvaguardar a su población negra, quizá en un intento de compensar las faltas del pasado o quizá en una muestra egoísta de recalcar que no tienen las mismas cualidades que ellos.

Regresando al tema de la misoginia, ¿es este trato especial a las mujeres una manera de darnos cuenta que la igualdad no es posible? ¿Es el género masculino tan estúpido como para no entender que lo único que busca el sexo femenino es ser tratado como un igual, con derechos y obligaciones, virtudes y defectos? Remontemos al pasado campus party y la polémica que surgió con la chica edecán que, en un claro ejemplo de marketing de guerrilla, tenía grabado un código QR en la parte trasera de su vestido; ¿qué hubiese pasado si fuera un hombre el que tuviera el código en su entrepierna? ¿Este tipo de explotación solo es permitida cuando la protagoniza un hombre, digamos, los modelos de Abercrombie & Fitch? Dejando de lado el buen o mal gusto de este tipo de prácticas, muchos pusieron el grito en el cielo, casi creyendo que tenían el derecho a decidir lo que esta chica, tan respetable como todas, hacía con su cuerpo, dejando de lado el hecho de que es un ser humano, con capacidad de decidir y que realizó su trabajo voluntariamente.

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Realmente, es desesperanzador darnos cuenta que la situación con respecto a la igualdad está lejos de alcanzarse, aquella por la que extraordinarias activistas a favor de la equidad como Olympe de Gouges lucharon hace ya varios siglos y por la cual, a pesar de mejorar en cierta forma la situación, los hombres seguimos en la idea de que la mujer es más débil y necesita ser protegida, aún a costa de sus propios intereses y opiniones, en el derecho universal que tiene todo ser humano de decidir por sí mismo, independientemente de su género. Luchemos por acabar con los hábitos y tratemos de ofrecer no discriminación ni trato preferencial, sino igualdad ¿de verdad es tan difícil?

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