58 AÑOS DE LA CATEDRAL DE LA LUCHA LIBRE
Fue un 27 de Septiembre de 1956, cuando el gran Mario Moreno “Cantinflas” inauguró la Arena México, la que a la postre se convertiría en la Catedral de la Lucha Libre, así como la del boxeo en México.
El inmueble ubicado en la calle de Doctor Lavista en la Colonia de los Doctores en la Ciudad de México, no es solo un inmueble con capacidad para más de 15,000 personas debidamente sentadas, es un lugar que alberga historia, pasión, rivalidades históricas, épicas batallas y sobre todo, la ilusión de chicos y grandes de ver cada viernes a su luchador favorito surcar los aires, aguantar de todo y salir victorioso.
Y a partir del 21 de Septiembre del año de su inauguración, la México Catedral fue testigo de la primera lucha de apuesta celebrada en dicho recinto: máscara contra máscara, cuando el Santo desenmascaró al Gladiador.
Después de esa fecha, ha habido innumerables batallas de apuesta, como la victoria del Perro Aguayo contra Konnan en la que se conoció la verdadera identidad de Carlos Santiago Espada; o aquella lucha inolvidable entre el Rayo de Jalisco Jr., desenmascarando al capo de capos Cien Caras; antes la espectacular lucha entre el manotas Blue Demon y el Matemático, ganando el demonio azul de forma agónica, hasta luchas un poco más recientes como en la que Universo 2000 rapó al Perro Aguayo en su despedida; y así, podremos enumerar una gran lista de épicas luchas, donde lo último que ha importado es el dolor, la sangre, las lesiones, las lágrimas, las derrotas y los malos momentos de los gladiadores que han hecho de la lona de la Arena México, la catedral de la lucha libre. Lo que ha importado a lo largo de todos estos años, lo que ha hecho que valga la pena, son las miles y miles de risas, mentadas de madre, ilusiones, gritos y en general, todo lo que los aficionados al deporte espectáculo hemos disfrutado.
Así mismo, no podemos pasar por alto, hechos trágicos sucedidos en la México Catedral, como aquél funesto 26 de Octubre de 1993, cuando el luchador Oro perdió la vida.
Y así, entre llaves y contra llaves, hemos disfrutado de la Cavernaria creada por el rudísimo Cavernario Galindo, la Tapatía creación del gran Rito Romero o la llave de los grandes triunfos del enmascarado de plata, la de a caballo creada por Gory Guerrero, pasando por la Huracarrana del gran Huracán Ramírez hasta el tremendo martillo negro del menor de los dinamita, Andrés Reyes, Universo 2000. Por eso y por muchas cosas más, la Arena México es la Catedral de la Lucha Libre, y no me queda más que decirle a todos los que han participado en la vida de este inmueble –gladiadores, comentaristas, aficionados, los que venden máscaras, pepitas, cervezas y todos- enhorabuena.
