No es que los dramas se basen en hacer berrinches o estar enojado con la vida, simplemente es una característica que algunas personas tenemos y me incluyo.
Hace poco volví a ver a una amiga que hacía mucho no veía, aparte de la emoción de verla nos pusimos al corriente sobre lo que había pasado en nuestras vidas, me contó su vida y cuando llegó mi turno de contarle estuvo un poco chistoso. Me dijo que era increíble cómo era que yo podía hacer que sintiera cosas mientras le contaba mis historias “románticas”, cuando le contaba que yo me ponía nerviosa ella sentía nervios, cuando me emocionaba ella igual y hasta cuando le platicaba que me enojaba ella se enojaba y estaba pendiente de cada palabra que salía de mi boca creando una emoción diferente para ella.
Al final de nuestra plática me dijo “No cabe duda que eres una persona dramática” eso no es ninguna novedad para mi, drama queen; pero me dijo algo que me dejó pensando:
¿Por qué te gusta el drama, lo necesitas? No me contestes sólo piénsalo.
Y la verdad es que si le pensé, ¿por qué sentimos que necesitamos el drama?
Esto ya es parte de mi persona, como de muchos más; pero la verdad es que si es una muy buena pregunta. Vivimos ya en un mundo en el que el drama es casi necesario, todo a nuestro alrededor es dramático; desde la forma en la que se reacciona ante una mala o buena noticia hasta como reaccionamos con las personas que se encuentran a nuestro alrededor. Si te habla hay drama y si no te habla hay drama, si te lo compraste hay drama y si no hay más drama todavía.
Desde mi punto de vista ser un poco dramático no está mal, y forma parte de las personalidades de todas las personas aunque a diferentes escalas, pero hay personas que simplemente tienen un nivel dramático diferente y esto hace que lo consideren innecesario. Al pueblo pan y circo.
Claro que hay personas más dramáticas que otras, pero en todos hay una pizca de drama. Es como si tuviéramos a tres personas a las cuales les gusta la misma banda y les decimos que va a venir su banda favorita y que tienen boletos, las tres van a reaccionar de diferentes maneras pero es casi seguro que una llore de la emoción y grite con euforia que irá al concierto de su banda favorita, otra se emocionará pero no armará tanto alboroto como la persona anterior y la última diga “ah gracias” y no tenga ninguna reacción notoria como las anteriores.
En lo personal confieso que consideré como propósito de año nuevo dejar de ser tan dramática, pero me di cuenta que es casi imposible que cambie mi manera de ser. No está de más tratar de disminuir la cantidad de drama que le damos a lo entra y sale de nuestras vidas, no es mandatorio que lo erradiquemos por completo, pero si nos ayuda a manejar de una mejor manera las situaciones que se nos presentan y de alguna forma salvaguardar nuestra esencia.
Sin drama la vida sería por siempre aburrida, no habría emociones que hagan nuestros días diferentes y sí, sí me gusta el drama. No pretendo llenar mi vida de drama pero si lo necesito porque es parte de la vida, es lo que le da toques de emoción a nuestras vidas, exagerar estará de más pero el drama nunca se irá, así que hay que dejar entrar los pedacitos de drama necesarios en nuestro pan y circo de cada día.
Y… ¡Corte!
