Constantemente las personas tenemos sentimientos y sensaciones que nos hacen preguntarnos cómo serían las cosas de haber tomado diferentes decisiones.
A veces simplemente comenzamos a fantasear con situaciones, con personas que formaron parte de nuestros pasados, y hasta comenzamos a conjugar nuestras fantasías con el “hubiera”.
¿Cómo serían nuestras vidas de haber dicho sí?
¿Habríamos encontrado a la persona indicada de haber dicho algo más, de haber ido tras él o ella?
Son muchas preguntas, a las que obviamente no tenemos respuestas; y probablemente son más las respuestas que generan nuestras mentes, digamos que por cada pregunta que nos hacemos surgen muchos escenarios y situaciones alternas, tomemos el ejemplo siguiente:
¿Qué hubiera pasado si YO hubiera pedido primero disculpas después de que peleamos?
A esto vienen (como mínimo) dos escenarios distintos:
- Las cosas se hubieran arreglado antes.
- Nada.
De estos escenarios ficticios muchas veces se generan diferentes respuestas, todas de nuestro bello subconsciente; no siempre resultados placenteros, y éstos mismos hacen que nos sintamos angustiados por lo que hubiera sido.
Es increíble todo lo que nuestras mentes pueden divagar mientras se crean éstas preguntas con sus escenarios, pero cada que esto pasa aunque no lo queramos surgen más y más escenarios que hasta nos pueden hacer dudar sobre las decisiones que hemos tomado.
Las decisiones que hemos tomado, lo queramos o no; tienen una razón y un motivo, y por esto mismo van generando reacciones en nuestra vida diaria, y siendo honestos; el que estemos o no orgullosos de las decisiones que tomamos es irrelevante porque nos han llevado a tomar experiencias y hasta enriquecer nuestro carácter ayudándonos a ser quienes seremos el día de mañana.
Es horrible que nos atormentemos con estas preguntas sin sentido, lo sé; pero es aun peor que no vivamos lo que tenemos enfrente por miedo a que nos lleguemos a arrepentir.
Alguien me dijo una vez que dejara de pensar de más, que si las cosas de daban se iban a dar y que eso es lo mejor que podía pasar, que me dejara ir y, literalmente; disfrutara de la vida. Ha sido uno de los mejores consejos que me han dado en mi vida, y aunque me cueste trabajo trato de llevarlo a cabo durante cada día que vivo. No siempre es fácil y más aún porque sobre analizamos las cosas, a veces surgen situaciones de simples respuestas de sí o no, pero como si no nos encantara; comenzamos a pensar de más y perdemos oportunidades.
Tomaré como ejemplo la película/libro “Siempre el mismo día”, si Dexter no hubiera tardado tanto en decirle a Emily lo mucho que la amaba quizá todo hubiera sido más simple desde el principio y hubieran tenido más tiempo, pero las cosas no sucedieron así y eso los ayudó a (años después) forjar sus respectivos caracteres y a ser quienes se volvieron con el paso del tiempo. Esto lo debo mencionar por mi ridículo romanticismo, pero se volvieron a encontrar y fueron felices por el tiempo que les quedó juntos.
Así que el punto aquí es que seamos felices, tomemos nuestras decisiones con la suficiente madurez, dejemos de pensar de más y comencemos a disfrutar de ésta montaña rusa que es la vida.
Y… ¡Corte!
