Merca, agruras y Kalot…

La presente introducción del que escribe, además de cumplir con el requisito indispensable para empezar a publicar en esta página, es también un trabajo de introspección del autor con respecto a lo que próximamente regurgitará en este espacio.

Ya que esta entrada (post) está pensada y diseñada en la vida de un simple estudiante universitario, sin haber hecho ningún mérito en especial; siéntase, querido lector, libre de criticar, romper, quemar y enterrar este escrito, asegurándose de que no resucite al tercer día. Resígnese y acérquese a las elucubraciones de Abraham, el merolico.

Él, lo llevará a recorrer el laberinto que es el Marketing en la región y en la vida propia. No se asuste, pase y vea la cantidad de ideas, concepciones y lagunas mentales que aquí se tejen, se mastican y se escupen por Abraham, el protervo Mercadólogo emérito.

Estará muy bien acompañado de los múltiples demonios que lleva el autor consigo; encuentre su par y pase un rato agradable. Todos los personajes representan al autor por igual,  y todos llevan la intención de ser un auxilio en  este blogajo diario; aquí está el ser divino y el terrenal, el esteta y el cardenal, el sabio y el bufón, el tartamudo y el charlatán, el egocéntrico y el tímido, el loco y el poeta, todos ordenados para hablar de la buena merca según Abraham, el frustrado escritor nocturno.

Anímese, casi nadie tiene tiempo de leer este tipo de proyectos imberbes y usted ya ha avanzado (tal vez sin querer, una entrada) así que continúe, lea y convénzase de que: esto es el resultado del apuro de conocer, entender y  tratar de explicar (sin conceptualizar) la mercadotecnia en un rinconcito de Kalot. Eso afirma el autor, Abraham, el desesperado nuevo Kalotero…

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