El día de hoy se cumplen 89 años del nacimiento de Mauricio Feréz Yázbek, mejor conocido en la historia del cine mexicano como Mauricio Garcés. Nacido en Tampico, Tamaulipas en 1926, de familia de origen libanés (quiénes más tarde se trasladaron a vivir a la Ciudad de México), fue un actor que desde muy joven comenzó a tener intervenciones pequeñas en el cine de la época de oro pero que en la segunda mitad de los años 60s del siglo XX alcanzó la cumbre de su carrera con la representación del hombre millonario, maduro, apasionado y atrevido decidido a conquistar cuanta mujer bella se cruzara en su camino, totalmente envuelto en un humor satírico. Esa era la premisa de un personaje que resultó un éxito a lo largo de la mayoría de las películas que estelarizó entre las que destacan Don Juan 67 (1966), Click, fotógrafo de modelos (1968), Modisto de señoras (1969), Fray Don Juan (1969) entre otras.
Estelarizó películas que retrataban perfectamente la época que vivió, visualmente atractivas con escenarios paradisiacos de México, acompañado siempre de las actrices más hermosas de su generación como Silvia Pinal, Zulma Faiad, Elsa Aguirre o Norma Lazareno. Su último estelar significó un ciclo final en su carrera, ya que sería la última vez que representó el papel del divertido seductor incorregible. Dirigida por Raúl Zenteno con fotografía de Miguel Arana, El Sátiro (1980) es una historia que evoca el humor y los enredos del tipo de películas que lo inmortalizaron pero todo esto desarrollándose en la progresista y revolucionaria década de los 80s.
Mauricio Abud es un exitoso empresario en el negocio de la lencería viviendo en la agitada Ciudad de México. De edad madura sigue empeñado en llevar una vida de conquistas y aventuras amorosas como en su juventud pero algo parece suceder a la hora de consumarlas, se vuelve inseguro y termina echándolas a perder sintiéndose frustrado por ello. Finge ser un pintor en sus ratos libres como táctica infalible para seducir bellas mujeres, siendo su cómplice su amigo, vecino y pintor verdadero: Boris (interpretado por Alberto Rojas). La trama logra momentos muy interesantes cuando conoce a una bella joven: Eurídice González (interpretada por Patricia Rivera) quien debido a una serie de enredos y malentendidos llega a su vida, provocándole emociones y sentimientos que reviven sus ánimos para el amor. Intervienen en la historia Polo Ortin, Mónica Prado, Isaura Espinoza y Gloria Mayo lográndose un humor con elementos (más bien sutiles) del aquel entonces reinante cine de ficheras.
De esta forma, aunque la trama no logra aterrizar del todo, si resulta un interesante encuentro de dos épocas. Momentos muy singulares son las conversaciones entre el personaje de Garcés y el de Rojas que son divertidas e ingeniosas (incluso podría decirse que hay partes conmovedoras) así como las interacciones y coqueteos mutuos por parte Garcés y las bellas mujeres que va conociendo al avanzar la historia.
Al paso del tiempo (más al verlo en nuestros días) fuera de toda comparación con su filmografía más destacada, el filme resulta una agradable curiosidad visual porque parece fusionar esas dos etapas de nuestro cine: la de espectacularidad y glamour que representa Garcés (yo le llamaría época de plata) y la del irreverente y pícaro (espero no herir susceptibilidades al llamarle época de bronce) cine de ficheras representada por el grupo de actrices y actores que le acompañaron en su última gran interpretación.
Volver a ver este filme o compartirlo con quienes no sabían de su existencia es una forma perfecta para recordar el trabajo de este gran actor en su natalicio quien muriera por causa de enfisema pulmonar el 27 de Febrero de 1989 en la Ciudad de México. A continuación un enlace para ver la película completa.
Fuente video: youtube.com, user: Mauricioferezyazbek
En esta película de 1980 ya se nota la falta de presupuesto (Televicine), los vehículos se notan viejos y con mal mantenimiento, la escenografía es rústica y no está bien cuidada.
Mauricio aparece con zapatos muy gastados y sucios, cuando el era un simbolo de pulcritud y estar a la ultima moda.
Es 2020 y sigo muy enamorado de Patricia Rivera, de su personaje, de su belleza y de su naturalidad actoral. Verla hoy 40 años despues con las marcas del tiempo encima, me duele. Pero es la vida. Envejecimos y ya.