Después de una ruptura, no solo nos hundimos en la depresión y la melancolía, encontramos en cualquier objeto, cualquier canción, cualquier lugar, algo que nos recuerde a esa persona. Muchas veces, lidiar con estas situaciones resulta casi imposible, y por más que las personas externas nos den consejos de superación, ellos no vivieron lo que nosotros vivimos, por lo tanto no pueden decirnos que “lo superemos”, que “ya pasó” o que lo “dejemos ir”, porque no entienden la magnitud ni el alcance de nuestros sentimientos y del apego que desarrollamos durante la relación, y tomar la decisión y verdaderamente hacerlo, además de no ser fácil, no es algo mecánico o rápido. Es todo un proceso que implica la desintoxicación tanto del alma y del cuerpo.
Olinka Vištica y Dražen Grubišić eran una pareja de artistas, quienes después de 4 años de estar juntos, atravesaron por momentos difíciles y se vieron en la decisión de terminar con su relación. Al encontrarse con la disputa sobre quien se quedaría con qué, decidieron formar un museo, el cual no solo pudiera servirles de cierto modo como “bodega” para almacenar sus objetos valiosos y significativos, sino a través del cual pudieran ayudar a las personas que atravesaran o hubieran atravesado por una ruptura, aportándoles un espacio en el que mediante la donación de los objetos más icónicos de su relación pudieran compartir con el mundo sus historias, terapéuticamente liberándose del dolor y despegándose de la persona.
Desde hace 7 años, el museo ha realizado exhibiciones por todo el mundo, recopilando historias y objetos, dándole una alternativa creativa a las personas que caen en la depresión tras una ruptura y que no logran sobrellevar la situación, permitiéndoles crear arte a través de sus experiencias; en estas exhibiciones, la gente que las visita no solo puede formar parte de las historias, y a través de los objetos y los relatos que los acompañan, sentirse identificados y ver múltiples perspectivas del amor y el desamor sin fronteras; también puede encontrar la inspiración necesaria para sobrellevar su propia circunstancia, así como la fuerza necesaria para dejar a un lado el sufrimiento y ver las rupturas con diferentes ojos.
La idea del museo, además de ser extremadamente innovadora, ofrece un retrato de la fragilidad del ser humano ante el amor, y aporta una perspectiva muy enriquecedora en el ámbito cultural y social, dando a entender como estos factores afectan las relaciones en las diversas culturas. Además, le brinda tanto al espectador como al donador una catarsis mediante la cual logra tanto purificar su alma de todo lo negativo a través de su liberación y la de los demás, como crear un lazo de empatía y enriquecerse con las diferentes historias.
Una persona me dijo una vez: “Cuando creamos una relación, el sentimiento es maravilloso, pero debemos de tener cuidado de no caer en el doloroso proceso de separación mediante el cual “extrañamos”; Debemos aprender a ver los recuerdos no como el amargo e insufrible recordatorio de lo que ya no está, sino como la satisfacción y la gratificación de haberlos vivido…”
Si quieren checar algunas de las historias, aquí les dejo la página.
