Padres y Fotógrafos

Para cualquier padre o madre, sus hijos son lo más hermoso del mundo; sienten que no hay cosa más importante que hacerle saber la mundo que han dado vida a un bulto de piel arrugada y algunos pelos (admitámoslo, todos los bebés nacen así). Es simple lógica que quieran retratarlos, ya sea que quieran formar su álbum familiar, compartir con sus parientes o presumir a sus amigos.

Este deseo halla satisfacción de una manera rápida y sencilla gracias a la proliferación de las cámaras digitales y  su incorporación en cualquier dispositivo. Pero hay quienes no se conforman con tomar una foto de su bebé y subirla vía instagram.

David Niles

Para el fotógrafo David Niles, esto se trata de la construcción de mundos alternos, por los cuales el niño deambula. Estas creaciones hechas mediante manipulación digital, registran la infancia de su hijo y a la vez la re imaginan, volviéndolo parte de paisajes mágicos e inocentes.

Algo similar en método, aunque distinto en intenciones, es lo que ha logrado Dave Engledow, quien por años se ha retratado junto a su hija, Alice Bee. Sin embargo, sus fotografías distan de ser inocentes. Engledow crea imágenes con mucho humor, que frecuentemente son políticamente incorrectas. La ironía es enfatizada por la presencia constante de una taza de café con la inscripción “World’s Best Father”.

Dave Engledow

Completamente distinto a esto, ha sido la obra de Ana Casas Broda. Contando con antecedentes familiares en la fotografía, su proyecto Kinderwunsch aborda su experiencia con la maternidad y la relación que existe entre ella y sus hijos. Así, ha creado un registro de todo lo que para ella ha conllevado ser madre: la transformación de su cuerpo, el desgaste de la crianza, la belleza, el juego, el miedo y la intimidad.

ana casas 1

Como último ejemplo, Sam Cornwell capturó en video, entre 2012 y 2013, un segundo de cada día de vida del primer año de su hijo. Esto ha culminado en un video de más de seis minutos y medio, en el vemos el desarrollo físico del niño, pero también lo observamos llorar, reir, babear, llorar otra vez, levantarse, caminar y correr. Todo esto montado sobre una linda musiquita de stock. En realidad, es algo encantador.

Ejemplos similares y distintos a estos hay por montones. Lo que me parece claro, es que la relación padre-hijo puede llegar a ser transformada profundamente, por algo tan aparentemente simple como tomar una foto.

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