Misiva a María José Cuevas.

Querida María José:

Cuando vi tu documental, Bellas de noche, se me vino a la mente la importancia de la memoria del cuerpo, y tú nos muestras que es muy significativo poder tener un formato en cual guardarlo: ¿qué mejor que hacerlo en un formato digital para la memoria colectiva del público que disfrutaron al ver aquellas extraordinarias vedettes y para quienes pueden presenciar la redención de lo corporal y lo espiritual?

Hay varias escenas que me remiten a la rememoración y la nostalgia no solo de lo corporal, sino de la exuberancia de la vida misma: una es cuando Rossy Mendoza rompe en pedazos la piñata de Betty Boop, quedándose en el suelo en pedazos, después de ser un jolgorio lúdico de la celebración; otra, en donde Wanda Seux hablando de lo bello del resplandor del sol, del renacer de ésta, mientras la imagen proyectada se sobreexpone casi llegando al blanco total.

Mientras que las demás viven una vida mucho más modesta, Olga Breeskin tiene una vida mas cómoda que le permite tener sesiones de rejuvenecimiento, quedándose por varios minutos recostada cantando Bésame mucho, mientras su cuerpo lleno de barro es testigo de los estereotipos de belleza que prevalecen en el mundo exterior, por medio de una publicidad que muestra un una corporalidad joven.

Bellas de noche tiene una edición bastante interesante que juega con las palabras y las imágenes, un ejemplo es la bonita alegoría con la champaña que corría con una imagen de Wanda lavando el patio y la llamada contestada por ella misma y seguida por La Princesa Yamal, interconectando la amistad de las dos mujeres en un sentido estrictamente de cortes de video.

El documental, a mi consideración, tiene algunas deficiencias que quizá por la dinámica de grabación se perdieron, esto se puede ver en la iluminación de algunas escenas y los sonidos para anticipar el drama en especial en el relato de Lyn May sobre su esposo chino.

Las historias desde un principio se cruzan, todas buscan la redención y el anhelo del cuerpo que quedó registrado en fotografías y videos, mostrándonos lo efímero de la materia, pasando así a lo emotivo de las vivencias, del sufrimiento, de la pasión y del amor.

Me despido echando las cartas para Bellas de noche, justo como lo hace La Princesa Yamal antes de aparecer los primeros créditos.

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