Gog: entre la ficción y la predicción.

Goggins es un personaje que protagoniza dos de las más conocidas obras literarias del escritor italiano Giovanni Papini (Florencia, 1881-1956). Dichas obras son Gog, publicada en 1931 y El libro negro de 1951. Gog recorre el mundo de principios del siglo XX  en busca de conocimiento, ese conocimiento que en su juventud no satisfacía, ya que desde muy temprana edad comienza a trabajar hasta convertirse en un empresario millonario. Con el paso de los años, cansado del mundo de los negocios y la industria decide emprender su gran travesía alrededor del mundo.

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Papini en su juventud.

Papini relata ambos libros a manera de diario, fechados, con los nombres de las ciudades pero años desconocidos descritos por Gog, los cuales antes de adentrar al lector en el relato, explican que se los hizo llegar el mismo Gog para que solo los editara y publicara. ¿Parte del misterio que el autor quiso crear para el personaje?, ¿En verdad Gog existió? ¿Pudo haber sido el propio Papini? No se pretende resolver esto sino destacar lo que los libros se proponen exponer al lector y lo logran admirablemente.

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Cada pequeña aventura contada muestra las vivencias que el maduro millonario Hawaiano tiene de una forma que toca muchos temas interesantes de la sociedad de su tiempo y mucho más: Si se comienza a analizar a los personajes con los que se entrevista o conoce por azares de sus aventuras y las conversaciones que entablan, el lector puede quedar impactado por lo predictivas que llegan a ser ciertas situaciones respecto al mundo en que vivimos hoy.

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El excéntrico protagonista realiza visitas a grandes artistas, científicos, políticos y personas destacadas de la sociedad de su época. Realizándoles preguntas como si fuese un periodista o mediante simples conversaciones plasma lo que aparentemente opinaban del mundo y de la vida en general personalidades como Henry Ford, Gandhi, Ramón Gómez de la Serna, Albert Einstein, Sigmund Freud, Edison, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Aldous Huxley, Hitler, Lenin, Lin Yutang o Federico García Lorca.

Mediante Gog como intermediario, Papini  también acerca al lector a conocer la obra de autores de otros tiempos. El protagonista colecciona manuscritos de escritores como Walt Whitman, Miguel De Cervantes, Miguel de Unamuno, Giacomo Leopardi, Victor Hugo, Franz Kafka, León Tolstoi, Kierkegaard, entre otros. Claro, todo indica que son escritos en verdad por el propio Papini pero muy bien representados los estilos literarios de cada uno de los mencionados.

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William Blake.

Se representan vivencias documentadas en el diario del protagonista, relatos y situaciones que dejan claro la importancia que el autor le da al pasado, presente y futuro de la humanidad. Oculto tras el negro sentido del humor, de la belleza y de la (cuestionable en ocasiones) percepción del bien y del mal expuesta por Goggins se encuentra un gran mensaje de invitación a la reflexión y meditación sobre  la sociedad en que vivimos.

Abundan historias que rayan en la fantasía o que bien podrían acercarse al género del horror dado lo incómodo de las descripciones. Pero lo que el lector realmente encontrará en Gog son verdaderas enseñanzas filosóficas disfrazadas de aventuras y pensamientos. Y atención, hay que hacerlo saber: Goggins es cruel y cínico, incluso egoísta pero logra (como sucede hoy en día con  varios personajes de la literatura pop) esa reacción amor-odio al ir leyendo sus andanzas.

Rescato a continuación algunas de las frases que más me impactaron de ambas obras:

En mi espíritu y en mi carne hay la herencia de los muertos; mi pensamiento es deudor de los difuntos y de los vivientes; mi conducta está guiada, aun contra mi voluntad por seres que no conozco o que desprecio.

Gog, Asora, 18 de Septiembre.

Es verdad que hay allá tempestades y huracanes, pero los enfrento con menos temor del que siento ante el alboroto y olores repugnantes de las ciudades. Atravieso con más gusto los mares que me inspiran temor, que las tierras habitadas.

El navegante aéreo solitario, Ciudad del Cabo, 22 de Septiembre.

La vida automática y colectiva había destruido todos los sentimientos idiotas, las emociones torturantes, los pensamientos vanos, los tormentos imbéciles, los afectos superfluos. Esas fruslerías supersticiosas tuvieron algún crédito únicamente en la bárbara edad de la cultura en los tiempos transcurridos desde Platón a Dante y desde Milton a Kant.

W.E. 347926, personaje de El primero y el último de Miguel de Unamuno.

No, ni siquiera yo soy feliz. Y sepa que la verdadera sabiduría no tiene relación alguna con la felicidad, sino con la muerte.

El gran sabio, Nápoles, Febrero 19.

El paraíso terrenal es toda la tierra, nada más que la tierra con todas sus regiones, con sus alturas sus aguas. Adán y Eva no fueron expulsados de un lugar cerrado, sino que fueron enceguecidos.

El paraíso hallado nuevamente de William Blake.

Poco a poco, a medida que las nuevas generaciones se enamoren de la mecánica y de los deportes, se vuelvan más sinceras, más cínicas y brutales, dejarán el arte, en los museos y bibliotecas, como restos inútiles e incomprensibles del pasado.

Pablo Picasso, Antibes, Febrero 19.

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Pablo Picasso.

Ambas obran dejan claro como el hombre es su propio enemigo y como sus vicios y obsesiones pueden llegar a devastar su existencia misma. En sus textos se anticipan los peligros que la ciencia, la política o la religión ocasionan si son mal usadas así como nuestra falta de conciencia hacia la naturaleza en el presente. Recomiendo leerlo sin prisas, con mente abierta y receptiva.

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Imagen de portada autoría de artista Michelle Reséndiz

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